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kamala in Patmos

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El Zahir

El Zahir

Según el escritor Jorge Luis Borges, la idea del Zahir
procede de la tradición islámica, y se estima que surgió
en torno al siglo XVIII. En árabe, Zahir significa visible,
presente, incapaz de pasar desapercibido. Algo o alguien con
el que, una vez entramos en contacto, acaba ocupando poco
a poco nuestro pensamiento, hasta que no somos capaces de
concentrarnos en nada más. Eso se puede considerar santidad o locura.

Enciclopedia de lo Fantástico, 1953, Faubourg Saint-Pères.

Ayer me tropecé con este párrafo, y desde entonces no he parado de darle vueltas. ¿Quién es mi Zahir? ¿Tengo yo Zahir? me parece que no.

Recuerdo una conversación que tuve con Sam. Él me explicaba emocionado todo lo que sentía por su pasión, pero yo no le entendía. No tenía el mismo efecto en mi ese algo que tanto le llamaba la atención. Terminó diciéndome que ojalá tuviera yo algo así como él, que le daba vida y le provocaba esos momentos intensos de felicidad. Me dio pena entonces, y ahora.

No tengo nada en mi vida que acapare todos mis sentidos. Todo me da igual. Las cosas me importan lo mínimo, y no tengo especial interés por nada.

Por ejemplo la carrera. Me queda poco para acabarla, y saber que después ya no tendré que seguir estudiando estas asignaturas que tanto me agobian, no es ningún aliciente para mi. Cuando me siento a estudiar, sólo pienso en aprendérmelo lo antes posible para aprobar y olvidarme para siempre de esa dichosa asignatura. No me importa lo que me cuenta, me parece aburrido y no me interesa. Me da absolutamente igual. No me importa.

Hay muchas cosas que me gustan, pero no son ningún motivo por lo que vivir. No dan un sentido pleno a mi vida. Tampoco es que lo busque ansiosamente. A veces cuando uno desea con fervor ser feliz, no se da cuenta de que ya lo es. Siempre se espera más. Y yo aunque estoy bien, mi vida es... tranquila... estoy contenta con lo que tengo... en ocasiones pienso que me quejo de vicio, que vergüenza me tendría que dar el estar así a mi edad, con la de proyectos que tengo, mi vida acaba de empezar... pero no sé por qué, encuentro una sensación de vacío como telón de fondo.

Sin embargo, no siempre ha sido así. Claro que he tenido Zahir, y estaba disfrazado de persona. Invadía cada minuto de mi vida. Entró poco a poco. A veces, durante mi día, algo me llevaba a pensar en él. Y sonreía. Después, cuánto más le conocía, más veces usurpaba mis pensamientos. Sin querer, haces todo como si esa persona te estuviera mirando constantemente. Y sucede así, porque parece que lo llevas contigo a todas partes. Piensas en él mientras desayunas, cuando te vas a la cama, al peinarte... Y despierta instintos que creías inexistentes dentro de ti, como las ganas de ser mejor persona, el compartir, ofrecer, depositar confianza..... (amar......).....

Es curioso cómo algo o alguien puede hacerte cambiar el modo de ver la vida. De repente, todo es precioso, perfecto. Parece mentira que algún día hayas estado decaída, ¡¡con lo maravilloso que es el mundo con tu Zahir en él!!

Creo que en los primeros momentos, lo denominé "locura", pero más tarde, "obsesión". Y ésto no es bueno, porque termina minando a la persona. Así que, decidí romper el hilo que me unía a mi Zahir.

Algunas veces más... he encontrado algo que me ha ilusionado, pero sólo durante un tiempo. Después, vuelvo a estar sola.

Filosofando

Filosofando

Creo que todos los días filosofo un poco, pero en este último año, lo he hecho de otra manera.

Le digo a Galiana que menuda casualidad es que en todos los libros que me he leído desde que empezó el curso, traten sobre los mismos temas. Las ganas de vivir, la muerte, el significado de cada minuto de vida, el destino... Y me contesta, que no es tal la casualidad, si no que son las cosas que nos preocupan a todos, y que por eso es normal que aparezcan en los libros. Bueno... creo que tiene razón.

Jostein Gaarder es un filósofo que me encanta. Me gusta porque pensamos de forma parecida, pero él lo expresa mejor. El último libro que me he leído suyo ha sido "La Joven de las naranjas", y es una reflexión entre lo que hay después de la muerte, y lo que existe en este mundo.

He destacado muchas partes, y las tengo aquí a mi izquierda. Mientras las hecho un vistazo, no sé por cuál decantarme para copiárosla. También acabo de leer el último post de Galiana, que habla sobre la pérdida de un ser querido y... me ha llamado la atención una parte:

Ayer quise entenderte para ausentar el despertar de mis miedos. Tal vez oír un "me voy tranquilo", "no tengo miedo". Pero se me clavaron tus ojos sin alma, como cuchillos helados se anclaron en mi memoria...                                                                                         

Y el detalle de la frase de... la mano firme que un día nos sostuvo.

Algo así aparece en el libro. El protagonista es un adolescente que perdió a su padre cuando aún era un niño. Su padre le escribió una carta antes de morir, en la que le cuenta algunas cosas importantes que le pasaron en su vida y, sobre todo, le insta a que piense, a que se plantee el sentido de la vida, en si merece la pena vivir o no sabiendo que algún día lo perderemos todo.

Más que un libro triste, me ha parecido interesante. Además, la sensibilidad de Jostein... consiguió atraparme. Algunas partes hacen que se te encoja un poco el corazón, porque la muerte es algo por lo que todos tenemos que pasar. Lo que es una pena es vivir los últimos minutos de tu vida, sabiendo que te vas de ella. En el libro el padre cuenta (refieriéndose a la madre):

Alguna que otra vez hemos estado sentados juntos toda la noche. En esas ocasiones no nos decimos gran cosa, simplemente estamos juntos.   

Podemos estar sentados juntos cogidos de la mano durante horas sin hablar.

Estamos de acuerdo en que será así, ella me lo ha prometido. Es bueno saberlo. Y también indeciblemente triste. Cuando suelte este universo soltaré una mano cálida y viva. ¡Imagínate, Georg, si al otro lado también hubiera una mano que agarrar!

Esta parte es la que me ha venido a la cabeza al leer a Galiana. Esa necesidad de sentirnos seguros ante la muerte, ante lo que nos es desconocido. También tiene que ser terrible cuando ves que esa persona, que siempre te dio la mano con firmeza, no oculta su miedo... A veces es necesario pensar que después de todo esto, habrá algo más allá...

No me apetece pensar ahora en la existencia de Dios, sólo hablo de la muerte y de la vida, porque no veo necesario ser creyente para pensar que hay vida después de la muerte... Pero sí que me quedé conforme al leer otra parte del libro, ya del final, en el que el filósofo dice:

¿Puedo estar seguro de que no existe vida alguna después de ésta? ¿Puedo estar convencido de que no me encuentre en otro lugar cuando leas esto? No, no puedo estar seguro del todo. Porque si el mundo existe, es que ya se ha sobrepasado el límite de lo improbable. ¿Entiendes lo que quiero decir? Estoy tan saciado de asombro por que exista un mundo que ya no me cabe más asombro, aunque luego resultara que existe otro mundo después.

¿No es increíble que exista este mundo? A veces nos preocupamos por buscar vida en otros planetas, olvidando las grandezas que tiene éste y que aún nos quedan por descubrir. ¿Y quién nos decía a nosotros que existía este mundo? Antes de nacer no sabíamos nada en absoluto, y de repente, caímos aquí. ¿Y si cuando caigamos en el sueño profundo, aterrizamos en otro mundo? Sería igual de posible, ¿no?

Jostein dice:

Pero el soñar con algo improbable tiene un nombre. Lo llamamos "esperanza".

Claro que sí... Qué bonito...

Hoy es el día internacional de la filosofía, por eso era el momento idóneo para escribir sobre esto. La muerte no es algo que me preocupe, pero como decía al principio, es una de las cuestiones que todos tenemos y que viene planteándose desde siempre. Para terminar, dejo unas palabras que resumen el fin que buscaba Jostein con el libro. Y que, por otra parte, consigue.

Por primera vez en la vida tuve plena conciencia de que también yo tendría que despedirme de este mundo y abandonarlo todo. Me resultó incómodo pensar en ello. En realidad, era insoportable pensar en ello. La vida es breve para todos aquellos que realmente consiguen entender que el mundo un día acaba del todo.

Este post está dedicado a mi Gali, por tantos motivos, que ni siquiera puedo enumerarlos. 

Tiempos de cambios

Tiempos de cambios
Hace unos días, Ligre me dijo que está esperando a que cuente todo aquello que me deja helada. La verdad, no sé a qué se refiere, ni sí lo dice por algo en concreto, pero todos callamos cosas. Siempre.

Creo que se avecinan tiempos de cambios. No me asustan, los espero ansiosamente, porque los últimos meses no han tenido mucho de especiales. Es bueno pararse a pensar qué es lo que no te gusta de tu vida e intentar cambiarlo, porque nadie como uno mismo sabe lo que le conviene.

Cuánto más cambian las cosas, más siguen igual. No sé quién fue el primero el que lo dijo, Shakespeare probablemente, quizá Sting pero de momento es la frase que mejor explica mi momento fatal, mi incapacidad para cambiar. No creo que sea el único...

Cuánto más conozco a las personas, más me doy cuenta de que todos tenemos ese defecto. Quedarnos exactamente igual todo el tiempo que sea posible, quedarnos sin muebles te hace sentir mejor, y si sufres, al menos el dolor es familiar. Porque si sigues esa brizna de esperanza, sales de tu cueva, haces algo inesperado, quién sabe qué otras angustias puede haber fuera. Podría ser aún peor. Mantienes tu “estatus quo”. Eliges el camino que ya conoces y no parece tan malo. No en cuanto a los defectos, no eres un drogadicto, no has matado a nadie, excepto puede que a ti mismo.

Cuando finalmente cambiamos, no creo que sea un terremoto o una explosión, no creo que de repente seamos otra persona. Creo que es más sutil. Algo que la mayoría de la gente no nota, a menos que se fije muchísimo, lo cual, gracias a Dios nunca hace. Pero tú lo notas. En tu interior ese cambio es todo un mundo y esperas que esa sea la personas que vas a ser para siempre. No tener que volver a cambiar nunca
.

Qué cierto es eso de que uno nota el cambio por dentro. Se trata de una pequeñez. A veces se cambia por alguna circunstancia de la vida en la que nos vemos inmersos, sin querer; otras porque no somos felices y nos damos cuenta de que eso sólo depende de nosotros y tenemos que hacer algo; en ocasiones se necesita cambiar para descubrir otras cosas de la vida...

Yo necesito dos cambios sutiles. Uno consiste en ganas por acabar la carrera, y el otro tiene que ver con mis sentimientos.
Los llamo sutiles porque como en el fragmento de la serie Everwood –lo escrito en cursiva- es algo tan insignificante que los demás no lo notan, pero dentro de ti surge un nuevo mundo. No sé qué es lo que ha pasado por mi mente últimamente que me ha hecho fijar esos dos cambios pero... me siento con ánimo de llevarlos a cabo y no puedo hacer otra cosa si no alegrarme. Había perdido el rumbo. Bueno, dos rumbos también. Así que cambiar para mejor, no será malo, ¿verdad?

Tiempos de cambios

Tiempos de cambios
Hace unos días, Ligre me dijo que está esperando a que cuente todo aquello que me deja helada. La verdad, no sé a qué se refiere, ni sí lo dice por algo en concreto, pero todos callamos cosas. Siempre.

Creo que se avecinan tiempos de cambios. No me asustan, los espero ansiosamente, porque los últimos meses no han tenido mucho de especiales. Es bueno pararse a pensar qué es lo que no te gusta de tu vida e intentar cambiarlo, porque nadie como uno mismo sabe lo que le conviene.

Cuánto más cambian las cosas, más siguen igual. No sé quién fue el primero el que lo dijo, Shakespeare probablemente, quizá Sting pero de momento es la frase que mejor explica mi momento fatal, mi incapacidad para cambiar. No creo que sea el único...

Cuánto más conozco a las personas, más me doy cuenta de que todos tenemos ese defecto. Quedarnos exactamente igual todo el tiempo que sea posible, quedarnos sin muebles te hace sentir mejor, y si sufres, al menos el dolor es familiar. Porque si sigues esa brizna de esperanza, sales de tu cueva, haces algo inesperado, quién sabe qué otras angustias puede haber fuera. Podría ser aún peor. Mantienes tu “estatus quo”. Eliges el camino que ya conoces y no parece tan malo. No en cuanto a los defectos, no eres un drogadicto, no has matado a nadie, excepto puede que a ti mismo.

Cuando finalmente cambiamos, no creo que sea un terremoto o una explosión, no creo que de repente seamos otra persona. Creo que es más sutil. Algo que la mayoría de la gente no nota, a menos que se fije muchísimo, lo cual, gracias a Dios nunca hace. Pero tú lo notas. En tu interior ese cambio es todo un mundo y esperas que esa sea la personas que vas a ser para siempre. No tener que volver a cambiar nunca
.

Qué cierto es eso de que uno nota el cambio por dentro. Se trata de una pequeñez. A veces se cambia por alguna circunstancia de la vida en la que nos vemos inmersos, sin querer; otras porque no somos felices y nos damos cuenta de que eso sólo depende de nosotros y tenemos que hacer algo; en ocasiones se necesita cambiar para descubrir otras cosas de la vida...

Yo necesito dos cambios sutiles. Uno consiste en ganas por acabar la carrera, y el otro tiene que ver con mis sentimientos.
Los llamo sutiles porque como en el fragmento de la serie Everwood –lo escrito en cursiva- es algo tan insignificante que los demás no lo notan, pero dentro de ti surge un nuevo mundo. No sé qué es lo que ha pasado por mi mente últimamente que me ha hecho fijar esos dos cambios pero... me siento con ánimo de llevarlos a cabo y no puedo hacer otra cosa si no alegrarme. Había perdido el rumbo. Bueno, dos rumbos también. Así que cambiar para mejor, no será malo, ¿verdad?

Olvidarme de ti, no puedo

El otro día me chocaron las respuestas que encontré al post de ¿Olvidarme de ti?. Yo soy más bien habladora, e inspirarme lo hago poquito, porque me da vergüenza y nunca encuentro momento para sentarme a escribir. Pero no tenía ni idea de que al leerme me pusierais de protagonista, como si de verdad tuviera esos sentimientos y alguien en la cabeza del que no me puedo separar...

Rafael fue el primero que me contestó, y tengo que decir, que tiene toda la razón. Yo siempre he pensado que soy de esta manera de ser gracias a las personas que han pasado por mi lado. Creo que estamos en continuo cambio, de manera de pensar, de actuar... y también de sentir, pero no sólo en el tema del amor, sino en cada cosa que toca nuestra vida.

Para mi, es IMPOSIBLE olvidar a alguien. Imposible, ya os lo digo desde aquí. Sí que puedo dejar de pensar tanto en una persona como en los primeros momentos, pero entra dentro de nosotros de tal manera que forma parte de nuestros recuerdos, de nuestra vida y es algo de lo que no te puedes desprender.

Bueno, pierdo un poquito el norte cuando me pongo a pensar... Os quería decir que olvidarme de ti es ante todo frustración. El querer y no poder. Si no te puedo tener, ¿por qué tengo que pensar en ti? ¿Por qué si noto que sin ti me apago, te busco en todo momento sabiendo que no voy a encontrarte? No lo sé...

Lo que sí sé es que una persona deja de estar tan presente cuando nosotros decidimos que salga. Yo sé que si tengo a alguien en la cabeza todo el día, lo mejor será que no piense tanto en él, pero lo más difícil es aceptar el “no puede ser” y seguir con tu vida. Y a veces, no apetece dejar de soñar.

La verdad es que el tema me dio mucho que pensar. Mi ex, al que llamaremos a partir de ahora Sam (porque lo de ex, no me gusta), también aparece por mi mente de vez en cuando. Y no os doy la razón en eso que me decíais de que siempre te quedas con lo bueno, porque no sé qué me pasa últimamente que sólo se me agolpan los peores momentos de la relación.

No olvido nada, ni lo bueno ni lo malo, pero creo que estoy en una etapa en que sólo veo lo malo porque es lo que quiero cambiar, lo que no quiero que me vuelva a pasar en mi siguiente relación.

En mi día, no pienso en Sam como antes. Es cierto que las cosas se normalizan, aunque siempre le tenga presente. No hay día que no me acuerde de él, pero ahora sólo es de vez en cuando. Y no me quita el sueño, no tengo ganas de llorar cuando le recuerdo, ni le comparo con las personas que me encuentro.

Su y Marta hablaban de eso que he dicho antes de quedarnos con las cosas positivas, no vivir sufriendo por viejas heridas del pasado. A lo mejor es que necesito aún más tiempo para que cuando piense en él, nada me duela. No lo sé...

No voy a borrar nada de mi vida, porque no puedo. Y también, porque.... a ver... tenéis razón.... si yo lo sé.... no querría sacar a nadie que me haya hecho sentir todo eso. Suena a un amor imposible, y esos dicen que son los mejores, porque se quedan en lo mejor.

¿Sabéis qué? que quiero que me roben el amor. Me ha encantado esa frase. ¡Quiero que me lo roben!, que rompan mi interior como lo hace el vidrio, en mil trocitos. En el amor me vuelvo tan frágil y vulnerable, que si me dejo llevar y me rompo, creo que todo lo que es el amor que no sé qué será, se expande por mi cuerpo. Y os aseguro, que es lo mejor que he sentido nunca.

La chica que escribió ¿olvidarme de ti?, sabe que, a pesar de todo, lo que más le gustaría sería fundirse con él en un abrazo interminablemente fugazzzz....

El beso en la Place de l'Hotel de Ville

El beso en la Place de l'Hotel de Ville Lo primero que he leído esta mañana ha sido un comentario en una revista sobre esta fotografía. Es bonita, ¿verdad? Pero la chica que aparece, la quiere vender. Yo, sería incapaz de deshacerme de algo así. Claro, le van a pagar bien...

La descubrí en un libro que sólo tenía besos. Y te invitaba a soñar, porque sólo contenía fotos y tú debías imaginar la historia que contaba...

Yo no coincido nada con los críticos, nunca han prestado demasiada atención a su autor. Dicen que sus fotos se dirigen más a los sentimientos que a una intelectualizada forma de comprensión del acto fotográfico. ¿Seré rara yo, que lo que más me gusta es justamente eso, ¡que me hablen de sentimientos!?

Cada vez que charlo con un amigo sobre la forma de expresarnos, me dice que al escribir nos mostramos tal y como somos. Lo que nos gusta, nuestras inquietudes, lo que nos llama la atención... Algo así debe pasar en todos los tipos de arte, captamos lo que hay alrededor según sea nuestro filtro, y el de Robert Doisneau es el de la ternura.

Es uno de mis fotógrafos preferidos, me encantan sus fotos de la vida cotidiana y en blanco y negro.Y en ésta, ha capturado un momento mágico.

Ojalá que nos den besos tan bonitos todos los días (o por lo menos, que sean sentidos).