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kamala in Patmos

Historias del metro

Historias del metro

Las historias que me pasan en el metro, son para no dormir. Algunas son bonitas... con otras me he reído... a veces sonrío pícaramente... pero con otras, salgo con el instinto asesino a flor de piel.

El otro día iba en la línea 2 camino de Sol. Esa línea tiene un flujo de gente continuo, y normalmente hay muchos extranjeros. Yo me apoyé en una de las puertas y escuchaba música de mi mp3 para aislarme del mundo. A mi lado había un chico joven, de unos 30 y enfrente de él (todos de pie) había una parejita de ingleses. Me fijé que éste llevaba la mochila abierta. Pensé decirle algo, pero mientras me decidía o no a utilizar mi verborrea (¡que para algo voy a academia!) el chico joven se me adelantó.

Cuando llegó mi parada, también era la del chico joven. Esperé a que todos salieran delante de mi, y me pareció extraño que, justo al pasar este chiquito, se le acercara otro hasta ponerse a su altura, sin dejarme pasar. Y de repente, ¡le escupe en la oreja! Yo aluciné. ¡Pero qué fuerte! Yo me abracé a mi bolso y salí pitando, pero estaba segura de que ese tío era el que había abierto la mochila, y como el otro se había chivado... era su venganza. Qué ira me entró...

He visto de todo en el metro, ya os digo. Por las mañanas suele ser horrible la de gente que hay, y en ocasiones, llegar a la facultad se convierte en toda una aventura.

Un día, me pasó algo bonito. Aquí en mi barrio trabajaba un chaval en el supermercado donde hacemos la compra. Yo no suelo hablar con los dependientes, pero cuando tenía unos 16 años, a veces preguntaba a los chicos de sala dónde se encontraba algún producto determinado (no es que sea perezosa y no quiera perder el tiempo buscándolo yo misma, si no que me da mucha rabia después de coger todas las cosas que quiero comprar, esperar una cola de campeonato en la caja. Uso mi táctica de recoger algunos productos, dejar la bolsa haciendo cola ella solita, y yo sigo dándome paseos hasta recopilar todo lo que me manda mi madre en la lista. Y claro, en aquella ocasión me debió pasar algo así, que mi cesta ya llegaba a la caja, y aún me faltaba algún producto, y ni corta ni perezosa, se lo pregunté al chico).

A partir de aquel día, siempre me saludaba, hasta que después de un tiempo, dejó el supermercado y no supe nada más de él. Cierto día... iba yo en el metro (que de historias del metro andábamos hablando) sumida en mi libro de lectura. Los asientos eran como los de la foto, unos enfrente de los otros. Cuando llegó mi parada, cerré el libro, me puse de pie, y levanté la mirada hacia mis compañeros del asiento contrario. Y ahí estaba él, el chiquito del supermercado. Nos miramos, y sin apartar la mirada, dijimos “hola”, y nos sonreímos. Estaba con una chica, y tenía su brazo rodeándola los hombros. Yo sabía que, tras esa complicidad que habíamos tenido, le iba a caer algún comentario de la novia, así, en plan celoso. Y cuando el metro echó a andar de nuevo y se puso a mi altura, pude verlos. Ella con una cara de alucine, y él tratando de explicarse jajajajajajajaja. ¡Cómo disfruto con estas cosas!

Hoy me ha venido a la memoria esta historia, ¡¡porque he vuelto a ver al chico!! Increíble. De vez en cuando miraba hacia mi, descaradamente. Y a mi, se me escapaba la sonrisilla. Pero... hoy no nos hemos dicho nada. Iba con dos amigas, y no han quedado nuestros ojos cerca cuando se ha bajado en su estación. Sin embargo ahora, sé donde trabaja, jejejeje.

Siempre me fijo en la gente que viaja conmigo. Me pregunto en lo que estarán pensando, y dejo volar mi imaginación e interpreto sus rostros. Me invento sus vidas y muchas veces he descubierto a alguien sonriendo mientras recordaba alguna de sus cosas, y he sonreído a la vez.

La última historia es mi favorita. En uno de los transbordos que hago, coincido con una chica ciega. Me sorprende que la gente se aparte a su paso. Sé que lo hacen para evitar que choque con ellos, pero cuando llega el metro y tiene que montar, nadie es capaz de acercarse y echarle una mano.

A veces yo he sido esa persona que le ha ayudado a subir. Pero un día, apareció un señor que ocupó, sin permiso, mi lugar. Muchos días he llegado a la parada justo cuando se marchaba el tren, y el señor estaba en un banco esperando. Cuando llega la chica, y también el tren, él se incorpora, se acerca a ella, le toma del brazo y la aproxima a la puerta suavemente. La deja ahí, pero él pasa al vagón por la puerta siguiente, no se queda cerca de ella durante el trayecto.

Esta historia me sorprende, porque no han sido pocas las veces que los he visto. Un día, el señor no hacía más que mirar hacia la entrada de la gente al andén, para verla aparecer. Pero ese día o no tenía que trabajar, o se había retrasado o... qué se yo, pero él la estaba esperando. Se tuvo que montar en el tren porque si no, el que iba a llegar tarde era él, pero no dejó de mirar hacia esa entrada, hasta que desapareció de su vista.

Yo, estoy segura de que ella sabe que siempre es la misma persona quien le ayuda. Y como soy una romántica, a él le imagino, secretamente enamorado. Pero hay una pregunta que me hago... ¿por qué ella no le dice que se da cuenta de lo que hace, ni él se decide a hablar con ella? Nunca entenderé por qué se callan las cosas que son las que realmente se deberían decir...

17 comentarios

Creative Recreation -

You introduction is detail, thank you so significantly information, but why do not you deliver some reference photographs?

Mareo Producciones -

Hola:

Hemos utilizado para nuestro programa de radio este post para un programa sobre historias que ocurren en el metro. Esperamos que os guste...

http://www.unalineasobreelmar.net/

Un saludo. Mareo Producciones.

Renato -

Me gustarìa leer una de tus historias del metro pero caliente

maribel -

Hola muy bonito tu relato,pero como escribieron antes existen algunos no tan bonitos.
yo fui testiga de como un nino(bueno parecia un nino)
se estaba frotando,masturbando)con una
senora joven(como de 25-30)
sin que al parecer ella se diera cuenta o no le importara
lo que el estaba haciendole por detras,
este nino lo he visto algunas veces, se coloca detras de las chicas y se masturba con ellas, No se como es que ninguna dice nada
alguien podria explicarme?

winett -

Que hermosa tu ultima historia. Pero respondiendo a tu pregunta, Kamala, ellos no se hablan porque no lo necesitan...se rompería la magia.

Pikifiore -

Vine ayer, te lei y me tuve que ir porque se acabo mi turno,asi qu hoy lo hago todo del tiron.Me ha gustado mucho el post porque es algo que yo tb hago,el observar a la gente que va conmigo el vagon e imaginar como seran sus vidas,de donde vienen o a quien van a ver.Hace ya unos años conoci a un chico muy especial que viajaba en el mismo bus que yo,al principio no buscabamos con la mirada y luego empezamos a saludarnos,y mas tarde,decidimos vernos fuera del bus,y no se,hoy leyendote me has recordado esa historia y me has hecho sonreir.Gracias!

kamala -

Llevo un poco de prisa, por eso no os contesto individualmente. Sólo os digo, que me han gustado mucho vuestros comentarios (como siempre).

Pero voy a decirles algo a Etiam y Duda porque ellas no tienen blog y no lo puedo hacer en otro sitio (bueno sí, por email, pero se tarda más y sólo es una notita lo que les quiero decir).

Etiam, es verdad que estoy más tranquila y optimista. Me suele pasar cuando alejo fantasmas y pienso sólo en mi. Creo que también influye las cosas que leo y pienso últimamente, que me hacen ser más reflexiva. Y... ya estaba pensando que te pasaba algo, has estado unos días desaparecida. Un beso.

Duda! jajajaja, sabía que tú dirías algo con eso. Es que lo sabía. Pero ya me conoces, que a veces soy muy... a ver... cómo lo diría yo... que le echo cara, vamos jajajajaja. Un besito.

AOH/Rasczak -

Parece que a veces tiene uno que decir "esto se acaba" para cogerlo otra vez con fuerza.

Me encanta la última historia. Creo, Kamala, que a veces las cosas más importantes no hacen falta decirlas en voz alta; puede haber mucha complicidad y comprensión en algo tan simple como poner un brazo al alcance de otra persona...

duda -

Ay! Pero qué bonita tu última historia... A mí en el metro nunca me ha pasado nada jugoso, o no lo recuerdo... pero también soy muy peliculera inventando historias sobre la gente del vagón jajaja

Finalmente... no me podía ir sin comentar tu jugada del super... jajajajajjajaa (pero qué morroooo :P), ahora cuando me de la vez un carro vacío me acordaré de tí jajaja (así como voy a hacer amig@s en la cola del super...?)

Besitos

Rafael -

Ellos no se hablan,Kamalita romántica, porque ya se conocen.
Él se la ha imaginado (igual que tú las vidas de los otros)y ella lo ha visto a él (igual que tú al chico del super).

Etiam -

Kamala,me he quedado boquiabierta. Hace un mes más o menos, decías que estabas agotada de escribir,( no con estas palabras´), que no sabías qué escribir, y llevas dos o tres post preciosos :D
La historia de la chica ciega me ha llegado al alma, no sólo porque las cosas sencillas, las que de verdad llevamos en el corazón, pocas veces las decimos, o no las decimos a tiempo por timidez o por no saber cómo va a sentar, sino porque cuando vives una situación así, la de tener una minusvalía o un defecto que te dificulta la vida diaria, aprecias más que nunca pequeños detalles como ése, pequeñas ayudas que te facilitan salir adelante, que siga habiendo gente de buen corazón que te ayude sin tú pedirlo.
Un besito
PD: es imaginación mía o estás más tranquila y optimista? :D

Jana -

Que bonito Kamala... eres especial, vaya que si.

Un abrazote, pilla :P

Príamo -

Kam, las cosas que se callan son las que más duelen.
Las cosas que se callan, son las que deberíamos decir siempre, habría de llevarlas colgadas de un luminoso en la frente.
Las cosas que se callan no se dicen por no herir, por miedo, por verngüenza.
No dices que le quieres porque no merece la pena, no le pides que se quede por no mostrar tu necesidad.
No entiendo, no alcanzo a comprender, porque callamos las cosas que se callan.
Un beso enorme.

irene adler -

sí, yo también me fijo en la gente y intento adivinar/inventar sus vidas, y es curioso.
Lo de los atracos, pues sí, a veces es así, si avisas luego se enfadan contigo. Pero si no avisas te vas a casa con problemas de conciencia, no? ;)
Y porqué no ayudas tú a la chica y te pones a hablar con ella? a ver qué te cuenta de lo del hombre, no?
Un beso

Melanie -

Si, muchas gracias por el comentario...
Mi blog ---> www.melain.blogia.com Y pues como te digo, no esta a la altura del tuyo... pero hago lo que puedo... jejeje...
Gracias... Saludos...

kamala -

Hola Melanie. Te dejé una nota en el post anterior, y aunque he estado buscando, no he encontrado la dirección de tu blog. ¿Me la das?

Un beso.

Melanie -

Hola...
Nuevamente ando de entrometida por tu blog, Kamala... jajaja, no me has invitado a comentar, pero tampoco lo has prohibido...!!
Caramba... jajaja, me gustaron los análisis que haces de tus viajes en metro... Yo, igual que tu, me he planteado preguntas a cerca de los pasajeros que viajan en el mismo bus que yo... Aquí en México no le llamamos bus, pero así le llamaré para que te sientas un poco más familiarizada con el término... ((Lo más común es decir: Micro, o microbús... jeje))...
De pronto les observo detenidamente y trato de adentrarme en sus mentes, y saber qué están pensando... o a dónde se dirigen, y al igual que tu... me invento su historia, jajajaja, y en le peor de los casos, ya cuando ando demasiado extraviada imagino que entablo una conversación con alguno de ellos, y hasta pienso lo que me contestarán... y mil cosas...
Ciertamente, suelen pasar historias medias extrañas, o chistosas, etc... jajaja...
Y que pendiente estoy de tu blog... jajaja, perdón pues... pero en realidad me agrada leerte... Parece que tienes una facilidad para escribir tus cosas... Te invito a que critiques mi blog... No está a la altura de los excelentes blogs con los que me he topado, pero para tratarse de mi... mmm, es pasable... Hago lo que puedo, jejeje..
Saludos, desde Tamps. México...