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kamala in Patmos

Inspiraciones

Drogada

Drogada

Tomo droga habitualmente.
Necesito sedar mis miedos
para que nada me duela.

A veces la droga
sólo es un muro
que no deja paso
a lo que trae lo desconocido.

A veces mi máscara es mi escudo.
Mi rostro oculta sonrisas,
para no levantar puentes
que destruyan distancias.

Uso mi droga para acallar sentimientos.
Anestesio a mi corazón
y le prohíbo ser él mismo.

Lo rocío de veneno, para que no me traiga recuerdos,
para que no se claven en él
las astillas de falsos sentimientos,
los disparos de miradas gélidas,
ni los garfios de culpabilidad.

Los puñales en la espalda
los oculto con lágrimas secas.
Nada me duele. Nada me llega.

Gracias a mi droga, paseo de puntillas
por el camino de mis ilusiones
para no despertarlas.
Para así, no tener que matarlas.

Lo malo de ella
es que atonta mi verdadero ser.
Es la culpable de mi lucha entre querer y no querer.

Es la que me ciega lo ojos.
La que detiene las risas

Es la que me hace perder
las pequeñas motitas de felicidad...

Ojalá

Ojalá

Ojalá que pase algo pronto. Algo que me demuestre
que no todos los caminos me llevan a ti. Ojalá sepa
que tú no eres la respuesta. Ojalá sepa que no eres
mi destino. Ojalá llegue alguien, que me abra los ojos
y me deje ver... una nueva luz, que no sea "tú luz".
Ojalá, entonces, no me muera sin ti.

30 de Marzo de 2005

Ahora, después de tanto tiempo, sé que no estoy igual. No tengo nada dentro de mi que me inspire esas mismas palabras. ¿Me alegro? Bueno, sí, porque estoy mejor. No tengo la mente todo el día en el mismo tema, si no que me puedo concentrar en otras cosas, y no me limito a soñar con él, porque era lo único que hacía. Mil imágenes venían a mi mente, frases dichas en momentos intensos, necesidad de esas conversaciones... Era mi vida cotidiana. Él, él, él... sólo él.

Pero por otro lado, no me alegro tanto. Para poder sacar ese sentimiento, he tenido que sustituirlo por otro. Yo soy así a veces... Cuando amo, lo hago con todo mi corazón, y soy constante, fiel. Podría haber diluido lo que sentía, pero no sé hacerlo. Por eso decidí usar la mirada malévola, que recibe todo lo que él me da, como algo malo. Sus palabras cariñosas... no lo serán tanto –me digo-. Sus “te echo de menos”, seguro que lo dice para quedar bien, y que yo no me sienta tan triste. Y empiezo a rescatar cada una de sus frases dichas en momentos intensos, e imagino que son mentira. Y así... poco a poco... el cariño que sentía por él, lo voy mezclando con odio, con promesas incumplidas, con ausencias, con confusiones, con interés, con engaños... Me convierto en alguien que no soy, y le devuelvo sus frases transformadas en mentiras, para hacerle sufrir, y le envío parte del dolor que yo tengo. Y parece que... dejo de sentir su luz en mi camino.

Sé que podría haber hecho las cosas mejor, porque un sentimiento tan grande como es el amor, jamás debería provocar justo lo contrario. Pero cuando una está mal, hace lo imposible por resucitar.

Así, despacito y sin gustarme, es como va muriendo mi amor. Pero no me siento muy orgullosa...

Él, mi él... se convierte en un túnel sin salida en mi vida. Pero no llega nadie a abrirme los ojos, soy yo quien decide cambiar de sentido, buscando un nuevo horizonte.

Y me doy cuenta de que de amor... todavía no me he muerto.

Mejor contigo que sin ti

Mejor contigo que sin ti

Hola.
Hola, qué sorpresa que me llames...
Sí, imaginaba que no me esperabas.
Últimamente estás desaparecida.
Lo sé, pero no me digas nada... No me apetece que tú también me sermonees.
No pensaba hacerlo.
Gracias.

Para qué... me llamabas.
No lo sé. Estaba viendo un película y me he puesto a pensar en el amor. Y de ahí he llegado a ti.
¿Yo te recuerdo el amor?
No mucho... O sí, no sé. No sé nada hoy.
¿Y qué pensabas?
Pensaba en el email que me mandaste ayer. No te iba a contestar, porque sinceramente, no sabía qué decirte. Me da miedo sentir lo mismo que tú.
¿Te da miedo darte cuenta de que ya no estás enamorada?
Sí. Me da miedo eso y más cosas. Creer que me aferro a seguir enamorada porque me niego a perder esa ilusión que me ha mantenido viva durante todo este tiempo. Miedo a sentirlo de verdad y no permitirme reanudar mi vida, y quedarme en él. Terror cuando pienso que seré así de inestable siempre...
No deberías pensar esas cosas.
Ya lo sé pero... ¿Sabes?
Dime.
Siempre me pregunté cómo podías estar bien.
No me quedaba otro remedio.
Ella no sentía lo mismo que tú, y a pesar de lo mucho que te dolía, estuviste a su lado durante años.
Sí, así ha sido.
¿Y por qué?
Porque... aunque era insoportable pensar que era otro el dueño de sus caricias, me resultaba más duro vivir sin ella.
Ya... Algo así me pasa a mi.
Lo sé. Por eso mismo no puedo decirte nada.
Y qué me aconsejas que haga entonces.
Mira, no puedo decidir por ti. Eso sí, hazme un favor.
¿Cuál?
No te hagas daño.

A veces

A veces

A veces una no tiene ganas de escribir… No sabe qué tiene… Aunque se pasa el día pensando, a la hora de la verdad, ningún pensamiento permanece… Otras tiene mil cosas que contar… pero no está muy segura de querer dejarlas por escrito. Tal vez el tema principal sea algo triste… y no quiere transmitírselo a los demás… A lo mejor hoy querría hablaros de lo que le dice una foto… pero no es capaz de enseñárosla… y sin verla, no entenderíais por qué le duele tanto mirarla.

Una no es siempre melancólica, pero deja que sus palabras así lo sean.

Cuando se siente vulnerable… le entran ganas de llorar… y lo hace bajito… Ha pensado que las personas con talento tienen la suerte de dejar salir de su interior toda la pasión que guardan… Algunos en forma de baile… otros lo hacen con poesías… y también con un pincel y un lienzo en blanco. Y una les envidia, porque ella no puede. Es por eso que a veces… las lágrimas no son suficientes… Y necesita gritar… o inventarse una pasión que equilibre toda su impotencia interior con lo que le rodea…

Y cuando una cree que ya no puede más… que le será imposible equilibrar el mundo que le pesa… llega alguien… que le hace más ligera esa carga… A lo mejor son sólo unas palabras… -en secreto… a ella le basta con ocho letras-… Las risas también la despiertan… Entonces… siente que estalla… Y todo cambia de color…

Y ella… que en realidad no es melancólica ni triste ni tiene tantas ganas de llorar… se siente por unos minutos como nueva… Vuelve a sacar la foto… y no siente dolor. Entonces se acomoda y se sienta… Y sus labios, no ocultan su sonrisa.

Bebiendo de ti

Bebiendo de ti

Es la voz del silencio lo que me lleva a ti.

Es el murmullo de la música lo que me hace perderme en tu recuerdo.

El dibujo de una sonrisa me transporta a todas las que has provocado en mí.

Puedes despertar mis sentidos dormidos cuando los acaricias con tu presencia.

Sí, sé que me dejas descubrir tu esencia si con sigilo buceo entre tus secretos.

Puedo interrumpir mi realidad para intentar comprender qué me atrae de la huella que dejan tus pasos en mí.

Y claro que puedo, y quiero… ofrecerte mis sentimientos hasta que los conviertas en nuestros sueños.

Y quise pensar

Y quise pensar

Y quise pensar... que todo sería como lo había imaginado sólo por el hecho de desearlo con todo mi corazón.
Y quise pensar... que la esperanza no se pierde hasta el final, pero se me ha ido escapando por el camino...

Ésto lo escribí hace algún tiempo, pero se puede volver a aplicar en cualquier momento. No tiendo a ser optimista, pero es porque prefiero no perder de vista lo malo que me puede pasar, la otra cara de la moneda... Ya se sabe que el riesgo también implica perder... 

Pero hay cosas por las que no paso. Cosas que... estoy segura de que alcanzaré. No vacilo al decir que "eso está hecho", aunque supongan sacrificio. Nunca dije que me gustara lo fácil o lo sencillo, pero a veces me apetece conseguirlo sin esfuerzo.

Guardar paciencia me impacienta. Y el debilitamiento de una ilusión no es cosa de uno, sino de dos.

¡Lucha por ser feliz! pero... ¿qué es luchar? ¿y qué es ser feliz?

La esperanza es lo penúltimo que se pierde. Porque lo último, es la vida. 

Cinema Paradiso

Cinema Paradiso

... Hay una canción de Cinema Paradiso... que consigue transportarme...
no sé qué me ocurre cada vez que la escucho, que me lleva más allá de mi...
Creo que... me introduzco en tu cuerpo... y voy recorriendo cada rincón...
voy besando tus secretos más íntimos... veo lo que sueñas...
leo lo que piensas... me duermo en lo que sientes...
Al llegar a tu corazón... lo abrazo con ternura...
las notas siguen sonando... y bailo dentro de ti...
y así me quedo como si esos instantes fuesen la eternidad...
Salgo de tu interior mecida en el suspiro de tu risa...
y me paro frente a ti... a mirarte... a enamorarte...
y es aquí... cuando se acaba la música...
y te tengo que dejar...


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Kamala in Patmos

Kamala in Patmos
Cuando empecé la carrera conocí al Gallego. Él era mayor que yo tres años y siempre ha sido, ante mis ojos, un vividor. Por eso tal vez me enamoré de él...
Me hacía gracia su aire de despiste, cuando se dormía en clase y lo que tardaba siempre en contarme las cosas. Eso a veces me llegaba a desesperar. Lo que más me gustaba de él, era que podía hablar de todo, y me enseñó muchas cosas. Aunque sabía que no era para mí, no fue hasta el año siguiente cuando lo comprendí.

El Gallego me hizo dos regalos sin él saberlo. Un día llegó a clase con un libro “Sidharta” y me lo dio. No tardé nada en leérmelo y en él aparecía el nombre de kamala. Ella era la Princesa, la bella entre las bellas y eso nunca lo olvidé. Quién me iba a decir a mi que me iba a sentir tan identificada con ese nombre, que se convertiría en mi otro yo, el que desvela lo que no quiero contar...
El otro regalo fue de nuevo un libro. Me dijo: “kamala, es muy tierno, te encantará”. Tenía razón, es mi libro favorito (mi planta de naranja lima).

Por cierto, él fue el primero en llamarme kamala. Me resultó raro, pero me gustó como me sentaba.

Por esos días descubrí el mundo de internet. Nos fuimos unos amigos y yo a un ciber para ver de qué iba eso de chatear. Al principio me resultó aburrido, pero esto es otra historia... Quedamos en que me inventaría una dirección para hacerme un correo electrónico.

No tenía ni idea de qué poner. El nombre de kamala me vino rápidamente a la cabeza pero... era demasiado corto. Sinceramente, no recuerdo dónde leí el nombre de Patmos. Tal vez apareciera en ese mismo libro... no lo sé, pero un día le conté a una tía mía esto de los correos. Le pregunté que qué tal le sonaba “kamalainpatmos” y ella dijo que era muy bonito, que Patmos le había encantado. Me quedé a cuadros. ¿Qué es Patmos? –le pregunté-. Es una isla griega preciosa. Estuve allí cuando hice ese viaje por Europa. Yo ya no paré de hacerle preguntas, y cuando me enseñó las fotos, decidí sentar a kamala definitivamente en Patmos.

Lo de “in” significa “en”, para que tenga sentido, pero en latín, no en inglés. Era un pequeño matiz que quería destacar.

El libro de Sidharta fue una casualidad desde el principio. Cabecita loca lo tiene en su casa, y un día lo cogí para echarle un vistazo. La persona que se lo regaló, le escribió la dedicatoria más bonita que he leído nunca, por eso cuando el Gallego me lo dejó, supe que debía leérmelo.

Hoy he ido a la biblioteca a estudiar y he cogido algunas guías griegas de viaje. He estado leyendo algo acerca de Patmos para contároslo y en una de ellas había unas flores prensadas del último lector. ¡Qué bonitas! Me las he quedado con la ilusión de que esa persona hubiera estado en realidad en Patmos y me las trajera de allí.

Se trata de una isla muy pequeñita, de 12 km de longitud. Es bastante religiosa, y allí San Juan escribió El Apocalipsis (¡glup! si lo sé elijo Corfú).
Dice que atrae por igual a amantes de la cultura, personas devotas, gastrónomos, gentes ávidas de sol, adictos a las compras, aficionados a la vela, lectores empedernidos y, en general, a los viajeros que tan solo anhelan relajarse. Esto sí que me ha gustado, es lo que quería hacer con el blog y con mi nick en particular, conseguir llegar a todo tipo de gente con mis palabras y que aquí, se sientan a gusto.

La foto no me encanta, pero había poco donde elegir. Por lo menos veis su forma.

¿Sacié vuestra sed de conocimientos?

No vuelvo

No vuelvo, tal vez sea mejor así. El largo camino que nos separa, el que va de tu corazón al mío, se llenó de obstáculos que vencer. Y los dos sin ganas de enfrentarnos a ellos. Sin querer apartar las piedras.

No vuelvo, porque mi orgullo no permite que me muera si decido recorrer la distancia y tú te anclas en el mismo sitio.

No vuelvo, pero... ¿y si tú regresas?

¿Sabes a qué punto me gustaría volver? a ese en el que fuimos uno, ese... en el que no nos hacía falta decidir si volvíamos o no, porque ninguno de los dos... nos habíamos ido.

¿Olvidarme de ti?

¿Olvidarme de ti? Yo creo que sí. Hay días en los que me invades de tal forma, que no me dejas ser yo misma. Y te borraría si pudiera. Te volatilizaría sin pensar.

¡Sí!. No puede ser que estés todo el día en mi cabeza, invadiendo cada rincón, cada instante de pensamiento. Siempre respirando tu olor, ese aroma que desprendes y que a veces me ahoga...

Tu voz, que me repite incansable las frases que pronuncias.

Tu mirada, que me persigue en todos los rostros.

Tus manos calladas.

Tu sonrisa helada.

Tu ser.

Tú.

Las siete maravillas del mundo

Las siete maravillas del mundo 1.- Ver... abrir los ojos y encontrarme con los tuyos...
2.- Oír... lo que me dicen tus suspiros...
3.- Tocar... todos los rincones de tu cuerpo...
4.- Saborear... cada uno de tus besos...
5.- Sentir... cómo me cambia el latido a tu lado...
6.- Reír... estando entre tus brazos...
7.- Y amar... como nunca te han amado...

Contradicciones

Lucho por no verte... pero abro lo ojos.
No quiero oírte, pero escucho atenta.
Me pides y no te quiero dar.
Te doy, y no recibo nada a cambio.
Creo que te olvidas de mi, cuando yo más te recuerdo.

Me duele que sepas lo que siento, pero no trato de ocultarlo.
Limpias mis lágrimas cuando no las hay.
Y te alejas cuando más te necesito.

Me muerdo los labios para no hablar, y son mis suspiros quienes más te dicen.
Te digo adiós sin querer marchar.
Tú me dices que confíe, pero a mi se me olvida lo que es confiar...

Brisa marina

Brisa marina Hoy he escuchado una canción muy bonita... pero muy triste. ¿Por qué las cosas tristes me recuerdan a él? ¿por qué las alegres, también? ¿por qué lo que habla de distancias, de encuentros, de despedidas, de proximidad? ¿y por qué lo de lejanía...?

La música sigue, y espero, no sé por qué, que no termine nunca. No es que piense que la melodía me separará de él, sé que lo llevo conmigo pero... no sé, tal vez me gustaría que estuviera aquí realmente, tocándome, escuchándola a mi lado. Dejaría que me explicara lo que le transmite, a qué sueños le transporta. Me gustaría verle vibrar mientras me habla... y serenarse cuando escucha atentamente. Descubrir qué le hace sentirse nostálgico cuando las notas son más lánguidas, y leer sus pensamientos, ir más allá de lo que me esconde con palabras.

Me parece verle... me arropa entre sus manos... me acaricia sin cesar...

Sin embargo... no está, y la música se termina... Y yo subo el volumen para no perderla... Creo que mis letras se van apagando a medida que suenan los últimos acordes... Ahora se escucha el arrullo del mar, el choque de las olas contra las piedras de la orilla... mi mirada se pierde en la distancia del mar que me imagino, y yo... me pierdo con ella.

Los Blogeros

Creo que hoy es un buen día para hablar sobre vosotros, sobre las personas a las que leo. Empezaré por Galatea. Lo siento, tenía que ser ella porque fue a la primera que encontré. Me pareció un poco raro que alguien tuviera una página donde contar sus cosas...
A través de ella conocí el foro. No tardé nada en registrarme. Al principio recuerdo que me costaba escribir porque pensaba que no le resultaría interesante a nadie, pero luego me dejé llevar. Y tanto que al final he decidido abrir un blog.

El de Galatea me gusta leerlo porque me impresiona la imaginación que tiene. Es increíble, de verdad, yo no sé cómo le pueden salir tantos cuentos e historias o inspiraciones... Es lo que más destaco de ella, y lo buena persona que es con todo el mundo, siempre está dispuesta a echar una mano.

También leo el de Laura en la ventana. Esta chica es un encanto, aunque escribe poco. Es muy madura para su edad, y muchas veces me he visto identificada en sus inquietudes y me hace pensar.

Matías fue otro por los que empecé. Me gusta las cosas de las que habla y me acerca un poco a su cultura, para mí desconocida.

Un día estaba aburrida en casa y me puse a pinchar enlaces de Galatea. Allí encontré a Aserejé y a Su (La otra cara de la barbie). El de Aserejé es que me encanta, me parto de risa con ella. Tiene unos golpes que me hacen reir mucho. Me resulta muy cercana y familiar.

Nunca he escrito nada en el blog de Su. Es una chica que leo todos los días, y siempre pienso muchas cosas que le podría decir... pero luego no digo nada. Y me da rabia dejarlo para otro momento, porque el momento preciso, se pasa.
Muchas veces me he imaginado sentada a su lado charlando, intentando que se le pasen las ganas de llorar. Un beso desde aquí.

Me encanta lo bien que se expresa Cora. Me gustó desde el principio y la encontré cuando llevaba poco tiempo en esto. Se nota que se le da bien escribir, porque yo no podría hablar tanto sobre un mismo tema (¿o sí? todo es ponerse, y yo hablo por los codos).

Por Aserejé dí con Emma. Me gusta lo que cuenta, enseguida me he enganchado. Aunque aún la conozco poco, es muy detallista (eso he intuido por dos o tres cosillas ;-), gracias).

Con NiCo he tenido tiempo hasta de enfadarme. A él le conocí otro día de aburrimiento, y no os podéis imaginar las carcajadas que llegué a soltar. Me tiré un buen rato leyéndole, pero... llegó el mosqueo. Si es que no puede ser... Claro, yo me metí en su blog haciéndome la listilla y él se pensó que era otra persona que no era. Más o menos hemos arreglado el asunto, pero él no se ha vuelto a dirigir a mi en su blog. Espero que ya todo quede en el olvido, y que sepa, por si las moscas, que vengo en son de paz, jajajaja.

Al médico lo he conocido hace poco, pero... me ha resultado una persona muy entrañable. Me he sentido muy cercana en todos los comentarios que hace, con las cosas que cuenta, cómo las cuenta... y siempre utiliza las palabras precisas (ya hablaré otro día sobre esto de las palabras).

Y me queda el de Galiana. Es un amigo que se ha embarcado conmigo en este viaje. Madre mía, nos metemos en cada berenjenal... jajajaja. Pero bueno, él me anima. Escribe muy bien, a mi me encanta leerle. Todo tiene un porqué (aunque él me diga que no), y me gusta pensar en lo que esconden sus escritos, y si yo he sentido lo mismo alguna vez.
Tiene un don, la inspiración siempre está con él (a mi me abandona cuando quiere, ¡ains!). Es una persona increíble, me alegro mucho de haberle conocido.

Quería deciros que me ha costado un montón escribir esto. No sé si a vosotros también... pero es que al principio, cuando nadie te lee es como si le hablaras a la pared.
Ah, no os he avisado antes porque no me gustaba el aspecto que tenía (ahora no me encanta, pero bueno, iré haciendo modificaciones, y si alguno se anima a ayudarme estaré muy agradecida –Galatea, tendrás noticias mías jajajajajaja-).

Bueno, me ha quedado un pelín serio pero... estoy nerviosa, es mi primera vez (ejem!)(los otros días no cuentan, porque no me había sentado ante el folio en blanco).

En fin, que como no estáis aquí para darme unos golpecitos en la espalda para darme ánimos, lo haré yo por vosotros, jajajajaja.

Un beso, para mí, sois especiales.