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kamala in Patmos

Rodando recuerdos

Rodando recuerdos

"Una vez grabaron una película muda. Dicen que los actores disfrutaban tanto con lo que estaban haciendo, que daba la sensación de que no fingían, sino que vivían lo que estaban representando. Imaginad, cada mueca, cada mirada, cada silencio... constituían mil palabras, expresaban todos los sentimientos.

Cuando terminaron de grabar, no se oían más que risas y felicitaciones. Todo el mundo parecía contento. La compañía sabía que aquéllo les haría de oro, el éxito estaba asegurado.

Sin embargo... hubo un fallo. El cámara olvidó apretar el botón que inmortalizaría esos gestos en la cinta. Y todo se perdió.

Los rostros de los actores eran mezcla de indignación y tristeza. No había servido de nada tanto esfuerzo. Parecía que esas expresiones, esos gestos, esos mímicos movimientos... no habían existido, porque no los recuperarían jamás.

Volvieron a rodar, esta vez asegurándose de que el pilotito quedaba encendido. Pero ya nada fue igual. Ninguno pudo olvidar esa primera vez que hizo del film, algo único e irrepetible".

A veces pienso que ojalá se pudieran archivar los recuerdos. Que cada vez que fueramos a ellos, los pudieramos retomar en el mismo punto, y así volver a sentir aquello que nos produjo con la misma intensidad. Digo que ojalá porque ahora me cuesta no idealizarlos ni modificarlos a mi antojo. Desearía también, no negar que hubo un algo que me hizo sentir. Me gustaría recuperar esa primera vez con nitidez, ver mi película de recuerdos y no una mala versión de lo que con el tiempo me llega.

No ser simples conocidos

No ser simples conocidos

Parece que me llevo mejor con un compañero de inglés. Desde que ha empezado el año le noto un poco raro... Bueno, más que raro, diferente a como estaba antes.

No sé si será una sensación mía o pura casualidad, pero últimamente se sienta a mi lado y nos toca trabajar juntos. También me doy cuenta de que al entrar en clase, somos casi los únicos que hablamos. El resto o está callado, o participa en nuestra conversación. Y ya no hablamos de lo que nos une, el inglés, si no de cosas de nuestra vida personal como los estudios o las salidas por Madrid.

Ayer todo apuntaba a que nos separaran para trabajar. Aunque estaba a mi lado, éramos impares, y le tocaba charlar con la chica que estaba sentada a su izquierda. Pero no sé si se hizo el tonto, o el remolón pero... terminó en mi grupo.

Al acabar la clase, también espera. Eso se nota porque no tarda casi nada en recoger, mientras que Maite y yo somos más tranquilas. Cuando llegamos a la calle, nos despedimos de ella y recorremos solos el último trecho hasta su portal. Vive muy cerca de la academia, así que aprovechamos al máximo esos pocos metros.

Anoche le dije que me encantaba la plaza por la que estábamos pasando. A él también, y como la conocía bastante bien, me habló de unos detalles en los que ni me había fijado, y nos estuvimos riendo. No dio tiempo a más, pero cuando le dejé en la puerta de su casa me puse a pensar en que no me importaría quedar con ese chico para hablar. Me gustaría hacer un trato con él. Le diría algo así como... "tú y yo vamos a pasar tres horas juntos. Sólo tres y las vamos a dedicar a charlar. Aunque ahora te parezca mucho tiempo, verás que al final te faltarán minutos y te quedarán más cosas por decir. En esas tres horas vale todo. O casi todo. Podremos hacernos todas las preguntas que queramos, con la condición, de contestar con total sinceridad. Además, no nos pararemos en ningún lado, mejor andaremos por Madrid. Cuando llegue la hora, simplemente nos despediremos". Me encantaría hacer esto, pero no lo haré.

El lunes el tema que salió de conversación fueron los robos. Es de lo que habíamos estado hablando con la profe, y después nos contamos nuestras propias batallitas. Al llegar a su portal, había un señor un poco sospechoso. Parecía borracho y no se movía del sitio. No me dio muy buena espina. Los dos lo miramos y esperé un poco a ver si se iba. Como no lo hacía, pensé en darme la vuelta para ir por otro sitio, pero vimos que el hombre cruzaba la calle, y ya me calmé. Me despedí para seguir mi camino aún teniendo que pasar cerca de ese señor, y él se quedó en el portal jugando con el móvil... pero creo que en realidad estaba esperando a ver que no me pasaba nada.

Pero lo que más me sorprendió fue que antes de marcharme, me acarició el brazo. Y me dijo que tuviera cuidado o algo así. No estoy muy acostumbrada al contacto, y a lo mejor para él eso no significaba nada, pero yo siempre pienso que la gente hace esas cosas, porque quieren, tienen necesidad o les apetece.

A mi no me gusta el chico, solo me cae bien y me gusta hablar con él. Me parece interesante. Otras veces me ha comentado cosas de su vida, que me encantaría conocer por completo. A veces soy así. Voy por la calle pensando en la historia personal de cada persona con la que me cruzo. Y me dan ganas de decirles "no me importa escuchar todo lo que me quiera contar". Algo así me pasa con él. Sin embargo... no le diré nada. Podría sonarle raro, y no me apetece que malinterprete nada. Pero en el fondo, me da rabia que se quede en un conocido y nuestra relación no llegue a más.

Bueno, y esto es todo por hoy. Un beso (por cierto, tiene novia... ¡ay madre!).

Mejor contigo que sin ti

Mejor contigo que sin ti

Hola.
Hola, qué sorpresa que me llames...
Sí, imaginaba que no me esperabas.
Últimamente estás desaparecida.
Lo sé, pero no me digas nada... No me apetece que tú también me sermonees.
No pensaba hacerlo.
Gracias.

Para qué... me llamabas.
No lo sé. Estaba viendo un película y me he puesto a pensar en el amor. Y de ahí he llegado a ti.
¿Yo te recuerdo el amor?
No mucho... O sí, no sé. No sé nada hoy.
¿Y qué pensabas?
Pensaba en el email que me mandaste ayer. No te iba a contestar, porque sinceramente, no sabía qué decirte. Me da miedo sentir lo mismo que tú.
¿Te da miedo darte cuenta de que ya no estás enamorada?
Sí. Me da miedo eso y más cosas. Creer que me aferro a seguir enamorada porque me niego a perder esa ilusión que me ha mantenido viva durante todo este tiempo. Miedo a sentirlo de verdad y no permitirme reanudar mi vida, y quedarme en él. Terror cuando pienso que seré así de inestable siempre...
No deberías pensar esas cosas.
Ya lo sé pero... ¿Sabes?
Dime.
Siempre me pregunté cómo podías estar bien.
No me quedaba otro remedio.
Ella no sentía lo mismo que tú, y a pesar de lo mucho que te dolía, estuviste a su lado durante años.
Sí, así ha sido.
¿Y por qué?
Porque... aunque era insoportable pensar que era otro el dueño de sus caricias, me resultaba más duro vivir sin ella.
Ya... Algo así me pasa a mi.
Lo sé. Por eso mismo no puedo decirte nada.
Y qué me aconsejas que haga entonces.
Mira, no puedo decidir por ti. Eso sí, hazme un favor.
¿Cuál?
No te hagas daño.

Hoy no quiero un final feliz

Hoy no quiero un final feliz

Hay muchas cosas que no me gustan del desamor. Cuando paso por estos momentos, me apetecería que todo lo de mi alrededor estuviera acorde con mis sentimientos. Y cuando no es así, pierdo el interés y en ocasiones me enfado.

Eso me ocurrió en diciembre tras ver “ojalá fuera cierto”. Es una película de amor –no del amor que me gusta a mi, pero bueno- y desde el principio se sabía que iba a acabar bien. Yo la veía casi molesta. Primero porque soy bastante realista, y la protagonista parecía un ángel. Y segundo que… aún estando con un pie casi en el más allá (nos hacían creer que la chica iba a morir), al final todo se soluciona y chicaesfelizconchico. Grrrrrrrr. ¿Esas cosas pasan en la vida real? NO.

También he leído un libro de Paulo Coelho que me encantó. Se llama “once minutos”. No lo he comentado por aquí porque me cuesta muchísimo. Dice tantas cosas que coinciden con mi forma de pensar y de sentir, que soy incapaz de ponerlas por escrito.

Acaba bien y mientras leía las últimas páginas ansiaba que así fuera, pero no podía evitar pensar que por qué no había ocurrido lo mismo en mi vida, con mi historia personal. Incluso Ojos Tristes, que se lo leyó antes que yo, me comentó que me parecía a la protagonista, y él al Pintor. Qué casualidad… Y ¿por qué siendo así no acabamos igual?

No me gusta perder el tiempo con los sentimientos. Es algo que me duele muchísimo, y se pasa mal. Supongo que nos ha ocurrido a todos los que nos hemos enamorado. Además creía que una mejoraba con la experiencia, pero no. Te enamoras exactamente igual. Con la misma intensidad, aunque la persona sea diferente. Qué cosas… eso es rarísimo, pero así me ha pasado. Por eso dicen que el amor es igual a los 15 que a los 50…

No me gusta tampoco consolarme con los libros y películas con finales felices. O por lo menos no me gusta en este momento. Pero por otro lado me recuerdan que ese final feliz puede existir. Y de eso estoy segura (creo). El mío debe de existir. Pero yo soy muy impaciente. Y tengo muy mal genio. Y cuando pasa algo que me descoloca por completo, ya no paso ni una. Y me vuelvo algo fría. Y no me quiero volver a enamorar “nunca jamás”. Y todo me cabrea. Y dejo de estar contenta. Y me convierto en una incrédula del amor. Y eso no me gusta tampoco. Porque siempre he sabido que era el fin de mi vida. Encontrar a esa persona con quien compartirlo todo.

Y voy a dejar de escribir… y me voy a poner a estudiar… Pero sobre todo, voy a dejar de pensar en estas cosas, YA.

El vuelo

El vuelo

No sé si te has preguntado por qué las aves emigran a otras zonas cuando empieza el otoño. Son muy listas, pero no lo hacen porque sientan el frío, tiene que ver con el núcleo de la tierra. Sabes que la tierra está magnetizada por la cantidad de metales que contiene en su centro. Pues bien... en las cabezas de algunas aves, existen pequeñas partículas de un metal (la magnetita) que se orienta atendiendo al giro de la tierra. Por eso ellas sienten esa atracción y saben que deben desplazarse.

Fin de fiestas

Fin de fiestas

Ya se han terminado las fiestas... Ayer vinieron los Reyes, y aunque es mi día preferido del año, esta vez me lo he pasado mejor en Nochevieja.

El segundo regalo que más me ha gustado ha sido un cuarderno de viajes. Es que me encanta, y ya le he dicho a Rainbow que hay que hacer un viaje para rellenarlo, jeje.

Tengo poco que decir... El tema de los regalos a veces es más complicado de lo que parece. Se supone que nos debería encantar y emocionar el momento de abrirlos, pero a veces... no nos gusta lo que nos han regalado. ¿Entonces? No siempre se puede ser sincera, porque tal vez la persona que da el regalo se moleste, pero tener que fingir... Ay madre, qué mal lo paso...

En casa de mi abuela me han dejado dinero. Es algo que también me gusta, porque aprovecho en rebajas y me compro algo de ropa. Pero tal vez lo emplee en el último premio Planeta, no sé. Ya han sido dos amigos los que me lo han recomendado efusivamente. Al principio me dicen "kamala, léetelo, que te va a gustar". Pero después parece que se lo piensan, y rectifican "bueno, a lo mejor no te gusta mucho, no sé... Yo no digo nada", prefieren no mojarse. Pero Príamo terminó diciendo "Ay Kam, que sí, que te va a encantar" jajajaja. Así que mejor me lo compro, porque luego me va a dar rabia no tenerlo. Y cuando llegue junio me acerco a la feria del libro a que me lo firmen. No está mal la idea, ¿eh?

Bueno, no voy a seguir hablando de regalos ni de más compras porque me vais a tomar por materialista. Me hubiera gustado escribir antes de ayer para contar cómo vivimos en mi familia esta fecha o alguna que otra cosilla, como por ejemplo de cuando nos enteramos de quienes eran los Reyes... Pero no he parado en casa apenas.

Hoy es mi último día de descanso. A partir de mañana hay que ponerse a estudiar en serio. Ya os diré qué tal me va. Por el momento... un abrazo y un beso.

Lo que se me ocurre sin pensar...

Lo que se me ocurre sin pensar...

He estado pensando mucho qué escribir para empezar el año, y en elegir una foto preciosa, porque parece que si hacemos las cosas bien desde un principio, irremediablemente tendrán que acabar bien, ¿no creéis?

Esa lógica fue la que usé mientras tomaba las uvas. Para asegurarme de empezar el año con el pie derecho, directamente me puse a la pata coja. También ropa interior de color rojo regalada por Luna, y las doce uvas en mi bolsita contadas dos veces. No podía fallar nada. Todo estaba perfecto. Sin embargo... cuando dejé la bengala consumida encima de la mesa, me quemé con ella. Una buena quemadura por tonta y por supersticiosa. Así que hoy dejaré que mis dedos manden sobre el teclado. No programaré nada. Ni buscaré foto hasta el final. Ir a la deriva me irá bien...

El día anterior a Nochevieja, estuve en casa de Urano. Me resulta un hogar acogedor y muy entrañable. Puede ser porque allí siempre me han hecho sentir como en mi propia casa y ningún rincón me ha sido vetado. El caso es que me sorprendió lo que encontré. Estaba mirando el Belén, lo bonito que había quedado adornado con las figuritas... y me di cuenta de que sobre el papel que simula el cielo estrellado, había recortes de periódico. La mayoría eran fotos de personas, con aspecto desaliñado y con cara de hambre. Algunos elevaban los brazos hacia lo que sería un camión que entregaba comida, y justo en el centro, el recorte contenía palabras. No recuerdo exactamente lo que decía, pero transcribo como pueda:

"Estas son las imágenes actuales del terremoto que asoló la ciudad hace dos meses. Debido al dificil acceso a la zona siniestrada y a la desidia general, las ayudas humanitarias han concluido, dejando a estas personas totalmente desamparadas".

Me dio mucha pena leer eso, sobre todo encontrándonos en estos días donde impera el derroche y el exceso. Pero me gustó el gesto solidario que había tenido Urano con aquellas personas. Y pensé que era una de las mejores cosas que he encontrado durante estos días.

Ahora me noto muy emotiva... No sé, creo que aunque siempre he sido así, parece que dejar las cosas sobre papel, las hace más reales, y no se olvidan. El otro día me ocurrió algo parecido cuando un amigo me preguntó si alguna vez me había sentido sola en Navidad. Le contesté que sí. Pero ahora que lo recuerdo en frío, sé que mientras sucedió, no le di importancia. Ni siquiera le di el privilegio a ese pensamiento de permanecer mucho tiempo en mi cabeza. Me sentía sola, pero estaba rodeada de gente, así que, no importaba. Sin embargo hoy, al verlo por escrito, se ha instalado en mi mente buscando un motivo.

Bueno... no todo tiene explicación así que mejor no trataré de dársela...

Un beso. Feliz 2006.

Haciendo balance

Haciendo balance

Creo que hoy es un buen día para hacer balance del año. No es algo que haga con asiduidad, me refiero a que hay personas que suelen pararse a pensar qué tal les ha ido el mes una vez que ha pasado, también el veraneo... pero yo normalmente no hago estas cosas. Siempre tiene que ser otro el que venga a preguntarme "¿qué tal?" y entonces, me pongo a pensar.

Hoy es el día idóneo, ya ha pasado la Navidad -cada año me cuesta más meterme en la cabeza lo que significan estas fechas- y en los días que le siguen hasta Nochevieja, parece que sólo tienen cabida los preparativos para todo, como si los días 26, 27, 28, 29 y 30 estuvieran faltos de personalidad...

El 2005 creo que ha marcado un antes y un después en mi vida. Me he vuelto muy reflexiva en todos los ámbitos. Aunque hay días en los que no me apetece acordarme de Ojos Tristes, sé que él tiene mucho que ver en esto. Por ejemplo, he aprendido a leer de otra manera, he analizado lo que otros autores intentaban explicar y transmitir, e incluso me he puesto a escribir. Ésto sí que es raro para mi. A pesar de que siempre me ha gustado leer, jamás había escrito. Ahora, hay días en los que es una liberación...

También he estado más atenta a lo que otras personas tratan de decirme cuando están callados, estudio sus reacciones y comportamientos.

He hablado mucho de cine, de música, me he enamorado, he hecho muchos amigos, también un blog donde he conocido a gente estupenda. He reído muchísimo, pero también he llorado.

Sin embargo, este año tiene un gusto amargo que me hace desear que se acabe ya. Recuerdo el mes de enero... hizo mucho frío. Tenía que estudiar porque los exámenes estaban a la vuelta de la esquina, pero cuando regresaba a casa de la rehabilitación, me encantaba quedar con Ojos Tristes para desayunar. Era algo muy agradable. Un día alguien me preguntó lo que me hacía levantarme por las mañanas. Durante este mes, él fue mi motivo.

Febrero también trajo sinsabores. Los exámenes no me salieron cómo yo quería, pero la culpa fue toda mía. Es terrible que yo me enamore, esa persona acapara todos mis sentidos y me deja poco para el resto. Esto es algo que me gustaría cambiar, el tomarme las cosas más pausadamente. Así no pensaría lo que ahora, que he estado perdiendo el tiempo, alimentando ilusiones y dejándome llevar con los ojos bien cerrados, para que luego aquello que me parecía TODO, haya quedado en NADA...

No se me olvida el paro cardiaco que me dio, cuando fui a ver a Corazón de León. No esperaba esa confesión, nunca lo hubiera imaginado, pero ahora ya me he hecho a la idea.

Marzo tiene poco que contar. Estuve más animada con los estudios y empecé a ir a nadar. Qué sensación... Me pasé todo el mes escuchando la misma canción, y como me había ido mal en febrero, me juré que no me volvería a pasar en junio, por lo que me dejé momentáneamente de tonterías.

Tampoco sé qué sucedió en abril, pero los últimos días los pasé en Suecia y Dinamarca. Fue un viaje estupendo, porque además de conocer esos países, di con personas de las que aprendí mucho. Me entraron ganas para todo. Para hacer cosas nuevas, para viajar, para apuntarme a cursos, para... Pero siempre espero a tener más tiempo. Esta carrerita parece incompatible con los sueños... a ver si acabo ya...

El mes de las flores trajo consigo mucho que estudiar. Y junio también. Ojos Tristes me dio una noticia en la que yo no quería ni pensar, pero que sabía desde el principio. Y así quise que llegara el mes de julio, como si unos días pudieran borrar lo que sentía.

En verano lo pasé genial. Ha sido uno de los mejores que recuerdo. He reído mucho, y me he encontrado más cercana a mi hermana.

Agosto fue un rollete, estudiando en casa todo el día, para que luego, al llegar septiembre, me pillara el toro como siempre.

Octubre ha sido el mes de tomarme las cosas en serio. Empecé a sentirme mejor conmigo misma, pero desde agosto no he hecho más que enfadarme y desenfadarme. Esta inestabilidad... me quema. Y tampoco me gusta dar esa imagen a los demás. Ni yo pasarme el día luchando conmigo misma, entre lo que pienso y siento. Y odio dar explicaciones sobre lo que quiero.

Noviembre lo podían borrar del calendario. Me ha pasado una de las peores cosas de mi vida. Aún hoy, lo sigo asimilando. Nunca hubiera imaginado que iba a reaccionar así. Me temblaba todo el cuerpo...

Y diciembre ha sido ante todo, muy familiar, pero necesario.

Sé que recuerdo sólo las cosas malas, no es un año cargado de optimismo como podéis ver, pero yo sé que no he estado como siempre. No estoy tan seria, soy más responsable en los estudios, ni pienso en la muerte como este año. Pero bueno... todo cambiará. Tiene que cambiar. De momento pongo de mi parte, cosa que antes me negaba, me dejaba llevar y ya está.

El otro día mi padre se encontró a su amiga la vidente. Yo le tengo dicho -aunque no crea en estas cosas, jajajajaja- que le pregunte por mi, a ver qué tal me va a ir. Y le dijo que acabaría la carrera, que empezaría a salir con un chico y también que me pondría a trabajar. Bueno... sea o no verdad, es algo posible, y eso siempre anima. Lo de la carrera sería un alivio... lo del trabajo también, me apetece ganar dinero ya... y en cuanto al amor... en otro mes, me hubiera partido el alma pensar en otra persona que no fuera Ojos Tristes, pero ahora no. Tengo ganas. No quiero que penséis que equivoqué mis sentimientos hacia él, que no le querría o que no sería tal lo enamorada que estaba pero... me quiero más a mi misma que a cualquier otra cosa. Una se empieza a dar cuenta de que lo que hace daño, no es bueno. Y es mejor pasar a otra cosa...

Feliz Navidad

Feliz Navidad


¡¡¡¡Feliz Navidad!!!!


Sé que llego con el tiempo justo para escribir la felicitación, pero aquí estoy...

Es curioso, cuando era pequeña el tiempo se me hacía muy largo. Desde el último día de colegio hasta la Nochebuena, pasaban por lo menos unos seis días, pero... no eran más que tres. Sin embargo ahora no tengo tiempo para nada. Un día lo reservas para hacer la cena con los amigos, otro para ir de compras y el último para terminar con los preparativos de la cena.

Ayer pasé una mañana agradable. Lo malo de estar tan ocupada hasta el día de la fiesta, es que no te das cuenta de que ya ha llegado. Todos los días parecen iguales. Así que me fui al centro, para rodearme de Navidad. Empecé por Gran Vía, donde paré a charlar un rato con una amigo. Después, con mi música, fui andando hasta Cibeles. Y me encantaba la sensación de estar rodeada de gente, pero yo en mi mundo.

En el Paseo de Recoletos ponen unos puestos artesanales todos los años. Y a mi me encanta todo. ¡Lo quiero todo! Compré varias cosas, entre ellas un anillo precioso que le voy a regalar a mi hermana esta tarde. Me gusta tanto que me encantaría quedármelo. Descubrí también dos tiendas de juegos antiguas, esas que son de madera y lo que venden son casi reliquias. Vi un parchís que tenían mis primos cuando éramos pequeños, era de los pitufos y me transporté a aquellos días sin querer. Vi mil puzzles, pero justo el que yo quería, ya no lo vendían... El dependiente, era un señor que adoraba su trabajo. Esas cosas se notan. Entré y le pedí que me enseñara algún juego, y nos pusimos los dos manos a la obra. Fue divertido, y me hizo reír.

Pero bueno, yo venía aquí a felicitaros a todos las fiestas. Espero que lo paséis bien y que disfrutéis. Haced que los demás se sientan a gusto en vuestra compañía. Pensad en las personas que os gustaría tener a vuestro lado en ese momento y que no están, porque así las sentiréis más cerca, pero no dejéis que os ponga triste el recuerdo. Compartidlo con los demás si es necesario. Brindad en la distancia por los amigos nuevos y pensad en los que aún quedan por venir. Y no os olvidéis de que todos somos únicos, especiales, y que probablemente alguien añore nuestra compañía este día.

Un abrazo sincero.

A veces

A veces

A veces una no tiene ganas de escribir… No sabe qué tiene… Aunque se pasa el día pensando, a la hora de la verdad, ningún pensamiento permanece… Otras tiene mil cosas que contar… pero no está muy segura de querer dejarlas por escrito. Tal vez el tema principal sea algo triste… y no quiere transmitírselo a los demás… A lo mejor hoy querría hablaros de lo que le dice una foto… pero no es capaz de enseñárosla… y sin verla, no entenderíais por qué le duele tanto mirarla.

Una no es siempre melancólica, pero deja que sus palabras así lo sean.

Cuando se siente vulnerable… le entran ganas de llorar… y lo hace bajito… Ha pensado que las personas con talento tienen la suerte de dejar salir de su interior toda la pasión que guardan… Algunos en forma de baile… otros lo hacen con poesías… y también con un pincel y un lienzo en blanco. Y una les envidia, porque ella no puede. Es por eso que a veces… las lágrimas no son suficientes… Y necesita gritar… o inventarse una pasión que equilibre toda su impotencia interior con lo que le rodea…

Y cuando una cree que ya no puede más… que le será imposible equilibrar el mundo que le pesa… llega alguien… que le hace más ligera esa carga… A lo mejor son sólo unas palabras… -en secreto… a ella le basta con ocho letras-… Las risas también la despiertan… Entonces… siente que estalla… Y todo cambia de color…

Y ella… que en realidad no es melancólica ni triste ni tiene tantas ganas de llorar… se siente por unos minutos como nueva… Vuelve a sacar la foto… y no siente dolor. Entonces se acomoda y se sienta… Y sus labios, no ocultan su sonrisa.

Bebiendo de ti

Bebiendo de ti

Es la voz del silencio lo que me lleva a ti.

Es el murmullo de la música lo que me hace perderme en tu recuerdo.

El dibujo de una sonrisa me transporta a todas las que has provocado en mí.

Puedes despertar mis sentidos dormidos cuando los acaricias con tu presencia.

Sí, sé que me dejas descubrir tu esencia si con sigilo buceo entre tus secretos.

Puedo interrumpir mi realidad para intentar comprender qué me atrae de la huella que dejan tus pasos en mí.

Y claro que puedo, y quiero… ofrecerte mis sentimientos hasta que los conviertas en nuestros sueños.

Se acerca la Navidad

Se acerca la Navidad

Se acerca la Navidad. No sé... desde hace unos años, ya no me gusta tanto.

Recuerdo que me encantaba pasar un día entero disfrutando de Madrid. Empezábamos por la Plaza Mayor. Me gustaba acercarme a ver todos los artículos de broma y siempre terminaban por comprarme algo. Nos gustaban las bombas fétidas, que era de lo más baratito y aunque todo el mundo sabía que nos las habíamos comprado allí, nos hacía reír igualmente cada vez que las usábamos.

El año pasado me acuerdo que entré en el baño de mi abuela. Al lavarme las manos vi que el jabón soltaba un liquidillo azul bastante sospechoso. Rápidamente abrí la puerta para mirar a mi prima de 9 años que sabía que había estado por la mañana en la Plaza Mayor. Le dije "anda qué graciosilla la niña" y ella se partía de risa. Cuando cerré la puerta de nuevo, pensé que no me había dado cuenta de cuando dejé de reirme por esas cosas que antes tanto me gustaban...

Después comíamos en uno de los bares de la calle Mayor, un bocadillo de calamares. No había tanta gente como ahora, que es imposible meterse en el bar. Aunque lo tengas que comer de pie, a veces no llegas ni a la barra, por eso hemos cambiado el destino, y ya no hay ese bocata, que más que saber a calamares, sabía a Navidad.

Era tradición ver siempre al "señor gordo" de la tienda de uniformes. Le vestían de Papá Noel, y como todos los niños, nos seguía entusiasmando llegar al escaparate y señalarle "el señor gordo, el señor gordo" como si nunca le hubiéramos visto.

Aprovechábamos un día para ir al Rastro. Aunque tenía que verlo entero, sólo compraba en las mismas tiendas, las de libros. Algunos de ellos se caían de viejos, pero ese olor a rancio los hacía especiales, te transportaban a esos años o quizá a la estantería donde habían estado acumulando polvo. No me iba tampoco sin comprar postales de Navidad a cinco pesetas. Eran muy feas, aún queda alguna por casa.

Otros años mi tío nos llevaba a ver Cortilandia. El de Preciados sólo tenía los muñequitos que se movían, pero a mi siempre me gustó más el que estaba en Goya, porque tenía un tren que te daba una vueltecita. ¡Bueno! nos pasábamos la tarde entera haciendo cola hasta nuestro turno. Nos daba tiempo a jugar a los chinos, a hablar, a contarnos chistes, a ver los muñecos con los que habían adornado la plaza ese año... y ya bien de noche, llegaba nuestro turno.

Ahora ya no ponen ese trenecito, y no sé por qué. Hay tanta gente por todas partes, que no apetece salir a ver nada. Vas como loca buscando los regalos que tienes que hacer, y en cuanto acabas, a casita. Es increíble la de gente que hay, a todas horas. Por la mañana, a medio día... pero ya ni te cuento por la tarde. Además, tienes que ir pendiente del bolso, por los ladronzuelos que aprovechan esas aglomeraciones, en las que la gente está más despistada.

Las Navidades ya no fueron igual que antes desde que nos enteramos quienes eran los Reyes. Se había roto la magia y todo lo demás que hiciéramos era fingir, porque ya no iba a venir nadie de Oriente a tomar el turrón de nuestros zapatitos, entonces, ¿para qué ponerlos?

Me acuerdo lo que odiaba disfrazarme de pastora... uff... cómo lo odiaba... Es que, no sé si sabréis que tengo la cara bastante redondita, y me quedaba fatal el pañuelito ese que llevan las pastoras. Pero fatal ¿eh? Hasta que un año, lo colgué en el armario y lo cambié por el de Virgen. Si hijos míos, he hecho de Virgencita jajajaja (prohibido reírse). Luego me gustó la idea de cambiar, y me vestí de ángel, y de ahí ya no salí. Era el que más me gustaba, se parecía al de hada porque llevaba unas alas muy bonitas.

El frío que he pasado yo montada en las carrozas de la cabalgata, no lo sabe nadie. Mi madre y mi tía nos iban siguiendo. Me acuerdo una vez, que yo ya no podía más, tenía las manos congeladas. Vi que una niña se bajó de la carroza y se fue con sus padres y yo pensé en hacer lo mismo, estaba ya harta de carroza. Pero mirando a un lado y a otro, no daba con mi madre. Al rato, las veo aparecer, y es que se habían ido a tomar un café porque estaban muertas de frío jajajaja. Ay madre, y yo ahí congelada. Nada, nos bajaron y nos fuimos a tomar un chocolatito con churros.

Eso también me encanta, el chocolate. Se puede tomar cualquier día del año, pero yo procuro dejar ciertas cosas sólo para las Navidades. Por ejemplo la sidra, el chocolate, los churros, vinito mientras ceno, langostinos y un montón de recetas que sólo hacemos en la época. En mi familia, los mayores nos dicen que no nos podemos quejar de nada, que tenemos de todo. Que para ellos llegar la Navidad era comer de todas esas cosas que se privaban durante el año, porque no había. Por eso yo dejo esas cosillas, para que la Navidad siga pareciéndome Navidad, y no un día como otro cualquiera.

Estos días siempre tratamos de hacer algo especial con la familia de mi padre. Algo especial, pero juntos. A veces vemos fotos y comentamos lo que pasaba en cada una de ellas. Hablamos de recuerdos de cuando éramos pequeños, lo que nos hacían rabiar en Reyes, cuando nos engañaban con esas historias... Otras, vemos diapositivas o cine. Sí, tenemos algunas películas con más de 30 años de antigüedad. Así ha sido cómo he podido conocer a mi abuelo.

Siempre, siempre, siempre... me hablaba de espíritus. Cuánto lo voy a echar de menos. Aunque no lo creyera, a mi me gustaba escucharla, y a ella contarme, y meterme miedo, claro.

Con la familia de mi madre es diferente. Somos más y entre tanta gente casi no se puede tener una conversación. Sólo hay ruido, risas y voces a cada momento. Algo que me parece muy entrañable es que cuando éramos pequeños siempre jugábamos todos al bingo. Es entrañable, porque lo hacían por nosotros, los niños. A mi madre nunca le han gustado los juegos, siempre dice que de lo que más se alegra de que seamos mayores es de no tener que jugar, porque no le gusta. Yo me parto de risa, imaginándola cada vez que nos decía "¿queréis que juguemos a algo?" y yo siempre decía que sí. Además es que parecía que me habían dado energía, me encantaba y ahora pienso que mi madre lo diría con la boca pequeña, rezando para que le dijéramos que no nos apetecía jajajaja.

Releo un poco el post, y veo que en el fondo, no ha dejado de gustarme la Navidad porque cuánto más recordaba, más ganas tenía de juntarme a vivir otra. Lo malo es que a veces pasan cosas, que las hace diferentes para siempre. Ahora sólo toca aprender a vivirlas bajo estas nuevas circunstancias, y ya está...

Por eso mejor acabo rectificando. Empiezo de nuevo a escribir: Se acerca la Navidad. No sé... por muchos años que han pasado, aún sigue hechizándome...

La despedida

La despedida

Te digo adiós y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé sí te amé mucho... No sé sí te amé poco.
Pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrísa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo amarte como jamás te amé.

Te digo adiós y acaso en esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en tí.

José Angel Buesa.

Un beso a todos, ¿cómo estáis? yo muy liada y sin ganas de escribir. Sólo me salen temas tristes, pero ya se me pasará. Por otro lado, mi ordenador aún anda mal y tengo mucho que estudiar. Aunque esto que he colgado habla de despedidas, todavía no me voy, regresaré pronto. Ciao.

Y quise pensar

Y quise pensar

Y quise pensar... que todo sería como lo había imaginado sólo por el hecho de desearlo con todo mi corazón.
Y quise pensar... que la esperanza no se pierde hasta el final, pero se me ha ido escapando por el camino...

Ésto lo escribí hace algún tiempo, pero se puede volver a aplicar en cualquier momento. No tiendo a ser optimista, pero es porque prefiero no perder de vista lo malo que me puede pasar, la otra cara de la moneda... Ya se sabe que el riesgo también implica perder... 

Pero hay cosas por las que no paso. Cosas que... estoy segura de que alcanzaré. No vacilo al decir que "eso está hecho", aunque supongan sacrificio. Nunca dije que me gustara lo fácil o lo sencillo, pero a veces me apetece conseguirlo sin esfuerzo.

Guardar paciencia me impacienta. Y el debilitamiento de una ilusión no es cosa de uno, sino de dos.

¡Lucha por ser feliz! pero... ¿qué es luchar? ¿y qué es ser feliz?

La esperanza es lo penúltimo que se pierde. Porque lo último, es la vida. 

Filosofando

Filosofando

Creo que todos los días filosofo un poco, pero en este último año, lo he hecho de otra manera.

Le digo a Galiana que menuda casualidad es que en todos los libros que me he leído desde que empezó el curso, traten sobre los mismos temas. Las ganas de vivir, la muerte, el significado de cada minuto de vida, el destino... Y me contesta, que no es tal la casualidad, si no que son las cosas que nos preocupan a todos, y que por eso es normal que aparezcan en los libros. Bueno... creo que tiene razón.

Jostein Gaarder es un filósofo que me encanta. Me gusta porque pensamos de forma parecida, pero él lo expresa mejor. El último libro que me he leído suyo ha sido "La Joven de las naranjas", y es una reflexión entre lo que hay después de la muerte, y lo que existe en este mundo.

He destacado muchas partes, y las tengo aquí a mi izquierda. Mientras las hecho un vistazo, no sé por cuál decantarme para copiárosla. También acabo de leer el último post de Galiana, que habla sobre la pérdida de un ser querido y... me ha llamado la atención una parte:

Ayer quise entenderte para ausentar el despertar de mis miedos. Tal vez oír un "me voy tranquilo", "no tengo miedo". Pero se me clavaron tus ojos sin alma, como cuchillos helados se anclaron en mi memoria...                                                                                         

Y el detalle de la frase de... la mano firme que un día nos sostuvo.

Algo así aparece en el libro. El protagonista es un adolescente que perdió a su padre cuando aún era un niño. Su padre le escribió una carta antes de morir, en la que le cuenta algunas cosas importantes que le pasaron en su vida y, sobre todo, le insta a que piense, a que se plantee el sentido de la vida, en si merece la pena vivir o no sabiendo que algún día lo perderemos todo.

Más que un libro triste, me ha parecido interesante. Además, la sensibilidad de Jostein... consiguió atraparme. Algunas partes hacen que se te encoja un poco el corazón, porque la muerte es algo por lo que todos tenemos que pasar. Lo que es una pena es vivir los últimos minutos de tu vida, sabiendo que te vas de ella. En el libro el padre cuenta (refieriéndose a la madre):

Alguna que otra vez hemos estado sentados juntos toda la noche. En esas ocasiones no nos decimos gran cosa, simplemente estamos juntos.   

Podemos estar sentados juntos cogidos de la mano durante horas sin hablar.

Estamos de acuerdo en que será así, ella me lo ha prometido. Es bueno saberlo. Y también indeciblemente triste. Cuando suelte este universo soltaré una mano cálida y viva. ¡Imagínate, Georg, si al otro lado también hubiera una mano que agarrar!

Esta parte es la que me ha venido a la cabeza al leer a Galiana. Esa necesidad de sentirnos seguros ante la muerte, ante lo que nos es desconocido. También tiene que ser terrible cuando ves que esa persona, que siempre te dio la mano con firmeza, no oculta su miedo... A veces es necesario pensar que después de todo esto, habrá algo más allá...

No me apetece pensar ahora en la existencia de Dios, sólo hablo de la muerte y de la vida, porque no veo necesario ser creyente para pensar que hay vida después de la muerte... Pero sí que me quedé conforme al leer otra parte del libro, ya del final, en el que el filósofo dice:

¿Puedo estar seguro de que no existe vida alguna después de ésta? ¿Puedo estar convencido de que no me encuentre en otro lugar cuando leas esto? No, no puedo estar seguro del todo. Porque si el mundo existe, es que ya se ha sobrepasado el límite de lo improbable. ¿Entiendes lo que quiero decir? Estoy tan saciado de asombro por que exista un mundo que ya no me cabe más asombro, aunque luego resultara que existe otro mundo después.

¿No es increíble que exista este mundo? A veces nos preocupamos por buscar vida en otros planetas, olvidando las grandezas que tiene éste y que aún nos quedan por descubrir. ¿Y quién nos decía a nosotros que existía este mundo? Antes de nacer no sabíamos nada en absoluto, y de repente, caímos aquí. ¿Y si cuando caigamos en el sueño profundo, aterrizamos en otro mundo? Sería igual de posible, ¿no?

Jostein dice:

Pero el soñar con algo improbable tiene un nombre. Lo llamamos "esperanza".

Claro que sí... Qué bonito...

Hoy es el día internacional de la filosofía, por eso era el momento idóneo para escribir sobre esto. La muerte no es algo que me preocupe, pero como decía al principio, es una de las cuestiones que todos tenemos y que viene planteándose desde siempre. Para terminar, dejo unas palabras que resumen el fin que buscaba Jostein con el libro. Y que, por otra parte, consigue.

Por primera vez en la vida tuve plena conciencia de que también yo tendría que despedirme de este mundo y abandonarlo todo. Me resultó incómodo pensar en ello. En realidad, era insoportable pensar en ello. La vida es breve para todos aquellos que realmente consiguen entender que el mundo un día acaba del todo.

Este post está dedicado a mi Gali, por tantos motivos, que ni siquiera puedo enumerarlos. 

Dulce sueño

Dulce sueño

Recuerdo que mientras bajaba la escalera, quedaba embriagada por el olor de su colonia, ese rastro que perfumaba el portal y que aún permanecía unos metros más allá...

No me gustaba que me pellizcara el mentón cada vez que le encontraba. Esos días, subía corriendo a casa sin pensar en su dulce olor, y lloraba desconsolada, porque me había hecho mucho daño...

Sus propinas eran mayores que las de mi abuelo. Él me dio el único billete de 500 ptas que he visto en mi vida.

He perdido la cuenta del tiempo transcurrido desde que le decía a mi novio "cuidala" hasta el día en el que me miró a los ojos sin conocerme.

El portal cambió el olor de colonia de hombre, por el de enfermedad. Y su mirada, nunca regresó del infinito.

El sábado murió, pero se retiró del juego como siempre hacía, siendo ante todo, un caballero.

El amor no es lo que parecía...

Cómo me pongo, ¿no? Acabo de releer el post anterior, y estaba muy enfadada. Me acuerdo perfectamente de lo que me hacía estar así, pero creo que debí estarme quietecita y no haber dicho nada. No es por vosotros, sino por Ojos Tristes, que luego me lee y me anda preguntado todo y me veo dando explicaciones que no me apetece desvelar. Porque a veces ni siquiera tengo motivos de peso para hacer lo que hago. Pero, ¿quién los tiene?

Aquí, como en la vida real, no puedo ser sincera del todo. Hay mucha gente que me conoce. El lastre del nombrecito de kamala ya me empieza a cansar, siempre pensando en lo qué escribir para que no choque a nadie... para que ciertas personas no sepan algunas cosas de mi... me revienta que sepan de mi vida algunos, y no me apetece nada de nada...

La contradicción está en porqué elegí este nombre, cuando podría haberme puesto cualquier otro. Pero es que ME GUSTA ESTE. No quería cambiar.

¿Es una niñada? No lo sé... bueno, seguro que sí, pero llevo unos días que todo me sienta mal. Y eso que en mi vida voy mucho mejor, ya no estoy desganada como hace unos meses, y me lo paso muy bien, pero es sentarme delante del ordenador, y enfadarme. O empezar a hablar de amor, y... languidecer. Sí, porque es justo eso lo que me pasa.

El lunes pasado -el anterior a antes de ayer- me encontré con un amigo en el metro, que hacía años que no veía. Y estaba muy sonriente, como siempre. En esos diez minutos no paramos de reír, algo que era constante en nuestros encuentros... Pero como ambos llevábamos prisa, no pudimos tomar algo, por eso nos dimos el móvil para quedar en otro momento y no perder el contacto.

El jueves decidí mandarle un mensaje para quedar el viernes o el sábado. Me contestó muy agradecido, que era "una interesante proposición que no dejaría escapar" -este chico siempre tan redicho-. Y el sábado me llamó a casa para concretar el día. Estuvimos hablando un rato y al final se vino a un concierto de un amigo que toca en un grupo.

Todo iba muy bien. Yo sabía que tenía algún que otro problemilla sentimental, pero no tenía ni idea de que lo estuviera pasando en ese mismo momento, es decir, que pensaba que se quejaba de su vida amorosa "en general" y no "en particular". Pero tras el concierto, nos quedamos solos tomando algo en un local de tapas. Parece que ahí se desató lo que le atormentaba, porque no paró de hablarme de una chica que deduje, tenía más de novia que de amiga. Y aquí parece que la que empezó a derrumbarse fui yo. No me veía reflejada en todo lo que me contaba, pero sí me daba cuenta de que... a los dos nos había pasado lo mismo, que teníamos una idea del amor que no concordaba con la realidad (tanto para bien como para mal, me refiero a la conjunción entre sentirme como una reina y a la vez desmoronarse todos los conceptos de amor idílico que pensaba que existían...). 

Creo que cambiar las risas de siempre por este temita fue lo que me dejó mal para el resto del finde. No sé cómo algo así me puede tocar tanto. Además es que me fastidia, porque ya no me sentí igual. El domingo fue bastante aburrido y me encontraba muy cansada. Después de llegar a casa el sábado -más tarde de lo que pensaba- me costó mucho dormir, aunque ésto no se os hará muy extraño en mi, pero la verdad es que no paré de pensar y pensar y pensar...

Sé que hay algo que cambió en este chico el otro día, después de nuestra conversación. Lo sé, porque el viernes me ocurrió a mi lo mismo. Quedé con Laura, que es una chica de mis enlaces (ya os he dicho otras veces que hemos quedado). Me encontré tan a gusto como siempre, y una de las cosas que me gustan de ella es que me escucha. Le conté cosas que jamás he dicho a nadie pero... lo que me sorprendió fue lo que os quería decir, que le hablé de Ojos Tristes. Siempre me guardo para mi sola todo con respecto a él, y al contárselo a Laura en voz alta, fue como si me diera cuenta de muchas cosas, como si de repente, abriera los ojos ante algo donde los había mantenido cerrados durante mucho tiempo. A él, le pasó lo mismo el sábado.

No le quise decir nada acerca de lo que tenía que hacer, sólo le lanzaba preguntas para que él mismo se contestara. No fui muy suave, lo sé, pero eso tiene el verse fuera de una relación, que la subjetividad, brilla por su ausencia. La frialdad por mi parte quedó latente en todo momento, pero sé que para él no fue tal la frialdad, sino como una bofetada de realidad.

Y nada... hoy ya estoy más tranquila, pero no quiero tentar a la suerte... Ahora me alegro de no haber tenido el ordenador en casa, porque si no, hubiera volatilizado también el blog.

Dicen que estos arrebatos pasionales demuestran que vivimos, que los sentimientos nos mueven y la vida continua su camino con más experiencia. Y el otro día leí una frase que ahora me viene genial, es de Oscar Wilde "Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones." Esperemos que mi visceralidad quede en experiencia y no se trate de un error...

Aunque un poco de morros, no me voy sin daros un beso.

Estoy negra

Estoy negra

Estoy enfadada. Hoy estoy muy enfadada. Y eso que el día no había empezado mal… Me he levantado pronto y he estado charlando con mi madre y echándonos unas risas. Después he estado estudiando, pero a media mañana me ha dado una noticia que no me ha gustado un pelo (no tenía que ver conmigo, sino con algo que le ha pasado a ella).

Algunas cosas más han ido torciendo la tarde y creo que no se va a arreglar. Además, tengo inglés y no me apetece nada.

Me molesta todo. Me molesta que Ojos Tristes haya tenido toda la mañana libre pero cuando yo tengo un rato, ya le entran las prisas para todo. Me fastidia lo falsa que es una chica, y tener que escuchar de él que “es un encanto”. Eso es que me repatea las tripas.

Ahora mismo estoy en la facultad, y la chica que se encarga de la sala de informática por las tardes, no hace más que teclear rápido, y me está poniendo HISTÉRICA.       

Tengo ganas de llorar y no sé por qué, no estoy en esa época del mes… ya es de noche, pero no llueve… el día no ha sido especialmente melancólico, pero yo NECESITO LLORAR.

Venía andando hacia aquí, pensando en mil cosas de las que escribir, pero ahora no me sale nada.

A ver… os contaré, para cambiar un poco de tema, lo del regalo del chico este. Se lo di a las 10:30. Rainbow me acababa de mandar un mensaje al móvil para tomarme un café con ella, así que, de repente, me entraron prisas por darle el regalo. Veía que se iba a echar la hora de que se fuese a desayunar y no me apetecía dejárselo a alguno de sus compañeros para que se lo dieran a su vuelta, así que… ni corta ni perezosa, me levanté del ordenador.

Al darme el carnet, me temblaban las piernas, porque no sabía si no daríamos dos besos o qué, pero mejor os reproduzco la conversación:

  • - Bueno, ya me voy (mientras me entregaba el carnet).
  • - ¿Ya no vienes más?
  • - No (aquí iba sacando el sobrecito en el que había guardado la moneda y la notita con la dirección del blog).
  • - Entonces dame dos besos…
  • - Jejeje… (sonrisa de compromiso, porque me sentía observada por uno de sus amigos que estaba a mi derecha).
  • - Que te vaya muy bien.
  • - Igualmente… (y aquí dejé el sobre encima de su mesa, intentando disimular mis nervios…).
  • - Muchas gracias… (lo dijo con sonrisa).
  • - De nada… (como un tomate, ya os imaginaréis…).

Y nada, corre que te corre salí de la sala para no ver su cara abriendo el sobrecito, pero a la salida, en la calle, pude verle –porque hay una cristalera- apoyado en una mesa y con la cabeza agachada, mirando hacia sus manos (donde seguramente tendría el regalo). No quiero acordarme de que el amigo estaba ahí justo a su lado… porque como me acuerde, me muero del corte… en fin…

Cuando llegué a mi barrio, después de ese café, me metí en un ciber a leer como loca su respuesta, y la verdad… aunque el chico un poco sosillo, me lo agradeció. Y yo ya me relajé. Me envió también un email (que no sé de donde sacó la dirección…), y así, por lo menos, no perdemos el contacto.

Durante este finde se lo he contado a varias personas. Dos se tratan de amigos cercanos, y les pedí su sincera opinión, y los dos pensaron lo mismo, que si ellos hubieran sido ese chico, habrían pensado que yo quería algo con él. ¡¡Jobar!! ¿qué pasa? ¿¿Que alguien tiene un detalle bonito y ya está pidiendo a gritos algo más?? Bueno, eso es porque no me conoce, esas cosas son muy mías…

Parece que ya ando más calmada, me he olvidado de esos temillas que me sientan tan mal –aunque la chica esta no haya dejado de teclear…-.

Habéis sido muy atentos, muchas gracias por estar aquí, a la vuelta del ordenador. Hay momentos en los que se necesitan respuestas a estas comeduras de cabeza que me traigo…

Un besito…

El regalito...

Ya tengo el regalo que le voy a hacer al chico de la sala de informática. Me dio la pista Patricia, una bloggera (¿habéis visitado su cajita?). Anda que... como para fiarme de vosotros. Es que ninguno más me ha aconsejado nada... pero bueno, no importa, su idea me pareció estupenda.

Consiste en una moneda y una carta, en la que le explico por qué le hago ese regalo. He pensado en darle una corona danesa, porque estuve en Dinamarca y me gustaron mucho. Tiene corazoncitos, algunas con florecillas... no sé. Lo malo es que, como soy muy caprichosa, me gasté todo el dinero y ahora no tengo ninguna moneda, así que le he pedido a Rainbow que me traiga hoy una, a ver si busca por algún monedero y la encuentra.

He abierto un blog nuevo sólo para que lea su carta, así queda mucho más original y le doy pie a que conteste -si le diera una carta, no podría decirme nada, no nos vamos a ver más-. Así que mañana (me va a dar una vergüenza terrible) me paso a darle el regalo con una hojita donde ponga la dirección del blog, y me marcho.

La verdad es que tengo mis dudas con respecto a lo que le pongo en la carta. Se la he dejado leer a dos personas de la lista de aquí al lado, y a los dos les ha gustado mucho. Lo malo es que yo, cuando me siento delante de un ordenador, me olvido de mi misma y empiezo a ser muy kamala, y a lo mejor digo cosas que... en condiciones normales, no diría. Y no sé cómo se lo va a tomar el chico. Si os apetece saber qué digo en la carta, me lo decís en un comentario y os la mando por correo.

Cambiando un poco de tema... ayer tuve inglés y me tocó trabajar con el Piloto. Tenía ganas de sentarme a su lado, porque controla bastante y la conversación con él es más fluida. Lo malo de todo es su mirada. Tiene unos ojos muy bonitos, marrones pero con un brillo especial. Cuando me tocaba hablar a mi, me miraba diractamente a los ojos, y me estaba poniendo muy nerviosa, por lo que tenía que apartar la mirada constantemente. Además que, cuando le miraba yo, se me iba el santo al cielo pensando en lo bonitos que son sus ojos, y se me olvidaba lo que quería decir. Si a todo esto le añadimos que había que hablar en inglés... vamos que... no daba pie con bola. Así que, kamalita prefería lanzarle alguna pregunta para que hablara él. Después noté que también le costaba aguantarme la mirada y desviaba la suya jajajaja. ¡Menudo par!

Un segundo. Acabo de recibir un correo de una de las personas a las que dejé leer el regalito antes de haberoslo contado. El caso es que me dijo algo así como "jo, si yo fuera ese chico, después de leer esta carta me pensaría dos veces el marcharme o no...". Hoy le he contestado, y le he preguntado que si parecía algo que no era, y... muy amablemente, me ha vuelto a contestar modificando un poco aquellas partes que podrían dar a entender otra cosa. Qué risa jajajajaja, si es que... menuda cursi y ñoñota que soy jajajaja, tendriais que ver lo bien que ha quedado la modificación. Muchas gracias desde aquí.

Sigo con lo del chico de inglés... Nada, poco más, que me gusta su risa porque tiene carcajada. Vosotros pensaréis que menuda tontería acabo de decir, pero no lo es. Mi risa es ahogada, río como si me faltara el aire, y creo que si tuviera carcajada reiría con más ganas. ¿Cómo es vuestra risa?

Vuelvo a cambiar de tema... El otro día Duda me dejó un comentario que me gustó mucho y me hizo pensar. Acababa de leer el post "inglis pitinglis" y dijo esto:

"A veces pienso leyendo post tuyos como este, en las personas que se cruzan en tu vida, y aparecen en tus reflexiones, y me da por preguntarme si a mi alrededor habrá alguien que sepa sacar, como tú, ese juguillo de la vida cotidiana, y escribiendo me mencione en un blog... o en un foro.. (jajaja qué peliculera me pongo)... o simplemente aparezca en sus pensamientos... sin segundas, ojo! jajjaja, no sé si se me entiende..."

Sí, se te entiende jajaja. La verdad es que es bonito, no lo había pensado, puede que ocurra, ¿no? O a lo mejor sólo lo hago yo, que soy muy pesada y lo veo y lo cuento todo. Pero creo que me gusta hablar de las cosas que me llaman la atención de lo que me rodea. Muchas veces, hablando con mi hermana, me pregunta si "fulanito" se acordará de ella. Yo le pregunto ¿te acuerdas tú de él?, ella asiente, y le respondo "entonces, él también se acuerda de ti". Es inevitable meter a la gente en tu vida, lo raro es, que se cuente a otras personas. Pero bueno, ya seguiré con este tema...

Por penúltimo deciros que a mi ordenador le va quedando menos. Sé que mis posts parecen emails, pero los escribo con prisa y os cuento cosillas rápidas. Tengo ganas de hacerlo en condiciones y sacar temas más interesantes o algunos de los que tengo pendientes (no me olvido de las sugerencias de Galiana y Rafael).

Y lo último es que ayer Cabecita loca me dio un regalo que me ha traído de Holanda -ha estado allí de vacaciones-. Se trata de un marcapáginas con la foto de este cuadro (se llama La lechera y es muy bonito):

  Mujer vertiendo leche

Un beso a todos.

¿Quién pierde y quién gana?

"A veces pienso que el cerebro tiene envidia del corazón. Y lo maltrata y lo ridiculiza y le niega lo que anhela y lo trata como si fuera un pie o el hígado. Y en ese enfrentamiento, en esa batalla, siempre pierde el dueño de ambos".

Esto es un trocito del libro de “cuatro amigos” de David Trueba. ¿Quién no se ha sentido así alguna vez? Creo que no nos libramos ninguno. Yo ahora mismo me siento así, y mi cerebro siente envidia del corazón porque él no sufre, se limita a sentir y no piensa en las consecuencias. Podríamos hacer una mezcla… el corazón le da un poco de locura a la razón, y ésta podría dar… un par de frenos para que no perder el control.

Pensamiento fugaz del día: tengo que cumplir todos mis propósitos.

Segundo pensamiento del día: ¿cuáles son esos propósitos?